No estar en el país tiene sus ventajas. Uno pude ser más objetivo que otros honorables camaradas. No estamos en el ojo del huracán, el país se observa como si lo viéramos desde un piso alto y, hay cierta paz y cierto estado de ánimo presto a la reflexión. En fin, se puede colocar a la razón en un lugar distinto al de las emociones.
He leído con detenimiento a quienes tienen sus 5 sentidos bien centrados. Doy fe de la vocación revolucionaria de Earle Herrera, y recientemente de Arlen Mata, quien en un excelente trabajo sobre el tema del abandono al gobierno, hace 10 puntualizaciones.
Cuando Elías era canciller y Rodríguez Torres ministro, advertimos desde Italia quien era Rodríguez Torres. Así mismo, informamos sobre otros personajes que hoy forman parte del folklore que denominamos "salto de talanquera" y sugerimos respetuosamente que se atendiera a algunos de los disidentes y discrepantes
Comparto con Earle que el revolucionario es quien entrega todo sin buscar nada material ni personal. Estos no son quienes conocieron el socialismo a 147 dólares y hoy están "confundidos", ni tampoco los que se olvidaron del izquierdismo universitario. Creo que no todos los que han hecho un método de la adulancia se han ido. Quedan todavía algunos que siguen practicando "el turismo-leninismo". Son tiempos difíciles y es fácil criticar a Maduro sin ponernos en sus zapatos.
Arlen Mata caracteriza con acierto el fenómeno del abandono al PSUV y al gobierno. Afirma con tino que son quienes no han dejado de ser clase media o pequeña burguesía comercial, con origen de clase distinto al de las mayorías del chavismo de base. Mantienen –dice Mata- un discurso para crear confusión y desmovilizar. Según ellos: "no hay estado de derecho y se ha dado un auto golpe con la constituyente". Para estos no hay guerra económica, el "rentismo" no tiene 100 años en Venezuela y el gobierno no es víctima de un ataque feroz de la mediática internacional.
Nadie, ni siquiera Maduro, quien públicamente ha reconocido la corrupción y la ineficiencia del gobierno de Chávez y el suyo, ha dicho una sola palabra sobre el desacierto con el cual hemos manejado errores graves con el PPT, el Partido Comunista, Marea Socialista e individualidades del llamado "chavismo crítico". Los más dolidos se nos han echado encima y los más sensatos esperan todavía una respuesta generosa.
El Gobierno se reunió con todo el mundo. Con la Polar, con la MUD, con los arzobispos, con la pequeña y con la gran burguesía, pero no hubo un segundo para juntarse con los disidentes que ejercían un derecho. La humildad -y no solo la entrega- es una característica del revolucionario. Lo decía el Che. Podría llamarse la solidaridad que enfrenta al sectarismo. Descarto lo de caridad y lo de obra pía por humillante. Nadie ha dicho esta boca es mía en este sentido, nadie se ha hecho un mea culpa. Me llegan entre 300 y 400 WhatsApp y la palabra "traidor" la repiten como un tambor.
Para algunos tal vez sean traidores. Para mí pocos lo son. Es injusto generalizar y no es conducta política no haber hecho un solo esfuerzo para evitar que se marcharan. También lo sugerí desde el exterior (hay testigos). Les echamos agua caliente y hoy están en la acera de enfrente. No los justifico. No deberían confundir la táctica con la estrategia, ni se puede llevar lo que pudo ser un asunto personal o un ajuste de cuentas al terreno de ver arder la patria por instrucciones de los EE UU sin mover una paja.
Mis enemigos -lo he dicho públicamente- están fuera del país, adentro lo que existe es una pequeña burguesía que en el caso de Cuba se mudó a Miami y hoy son consejeros de los republicanos y, en el nuestro, se han quedado porque el imperio aprendió la lección y hoy les paga para que se conviertan en una piedra en el zapato.