El filósofo Heráclito de Efeso (Turquía), 535 aC., sostenía que todo se mueve y que todo cambia. Su planteamiento era en torno al eterno devenir, el eterno flujo y reflujo, dinamizado y gobernado por el fuego divino del logos.
Platón veía el método dialéctico como el instrumento propio del razonamiento expresado en las ideas de los distintos diálogos.
Friedrich Hegel, manifiesta que la dialéctica es un transcurso constante y continuo para llegar a una respuesta, partiendo de un primer postulado, la tesis, que luego será refutado por, la antítesis, para llegar a una nueva idea o resultado, la síntesis, que conllevará nuevamente a una tesis, y así sucesivamente.
Karl Marx percibió la realidad como una materia de naturaleza cambiante y que además había que provocarla, hay que provocar la Historia, a fin de crear los cambios políticos, sociales y sobretodo económicos que se deben materializar a través de la lucha de los postulados contrarios como eje de toda dialéctica.
La obra universal, El contrato social, que es un código de los principios del derecho político, de Jean-Jacques Rousseau, 1762, en la que sirvió de instrumento inspirador, ideológico y jurídico para la Revolución Francesa. Pero que ante la complejidad y coyuntura política, es el propio autor quien termina "cuestionándola" y en su honesta búsqueda o incertidumbre recurre a la frase: Il faudrait des dieux pour donner des lois aux hommes, (es menester de los dioses para hacer las leyes).
El fin de la Guerra Fría, mediante la caída del bloque socialista significando el eminente triunfo del neoliberalismo, vieron oportuna la ocasión para el exabrupto y sentenciar, el fin de la Historia, Francis Fukuyama. Esto fue todo un instrumento de propaganda, desde el Think Tanks de la "academia" misma, ese templo de nuestro tiempo secular, fue justamente la plataforma desfasada para esa glotonería acientífica.
Antonio Gramsci conceptualiza la crisis, como el salto Histórico donde "lo nuevo no acaba de nacer, y lo viejo no termina de morir". Y puntualiza "es allí donde nacen los peores monstruos".
La Fiscal de Venezuela Luisa Ortega Díaz, literalmente manifestó que la Constitución nacional es, inmejorable. Decir esto es inconsistente, torpe, tarado, absurdo y grotesco. Pero en lo tarado, lo torpe y lo absurdo es donde yace la monstruosidad.
Decir hoy en el siglo XXI que una Constitución es inmejorable, es intrínsecamente anti dialéctico, es propio de un déspota, es la negación al debate, es un insulto a la inteligencia humana, a la búsqueda y por lo tanto, la renuncia de la universalidad democrática.
Decir hoy en el siglo XXI que una Constitución es inmejorable, es implícitamente represivo por no decir fascista.
Venezuela está pagando el precio de ser libre, de ser antiimperialista
Estamos en el siglo XXI y la humanidad aún se encuentra atrapada en la atrofia del imperialismo.
Estamos ante un orden internacional sofisticadamente déspota y tiránico.
Los países de la periferia no solo no tienen derecho a ser partícipes de la dinámica internacional sino que además, no tienen derecho a ser partícipes en la construcción de su propio destino nacional y mucho menos países como Venezuela de colosal riqueza natural.
En Venezuela con el advenimiento de la figura de Hugo Chávez se busca desenterrar la Historia e igualmente construir el derecho de su propia Historia viviente. Ser, salir de esa Historia vegetativa, statu quo, que son los sedantes del sometimiento y dominación. Combatir la pobreza, la desigualdad, intentar asumir la lucha de clases (término tabú, obsoleto en la estética del marketing intelectual). A la par se asume anti-imperialista, logrando cambios valientes fuera de nuestras fronteras. Lo que no se logró en 200 años en Latinoamérica se logró en 17 años y sin guerras. La refundación de la OPEP, la postura antisionista, su acercamiento al África etc. Venezuela se ha convertido en un hervidero y torbellino político, en el Ágora, en la Atenas contemporánea.
La praxis chavista no es impoluta, el chavismo es obstinante, la lucha contra la pobreza, contra el imperialismo, la metamorfosis de una democracia de élites hacia una democracia popular es descomunalmente desafiante, casi enloquecedor pero humanamente digna, noble y generosa.
El enigmático agitador y estadista…, Hugo Chávez es asesinado, desploman los precios del petróleo, vemos el sabotaje económico internacional, la santa inquisición mediática demoniza cual Cruzada, además la OEA, esa especie de Compañía Guipuzcoana. El sabotaje en los servicios públicos como inteligencia para el caos. La letal falta de una soberanía agrícola y farmacológica es una herramienta efectiva en la inteligencia de la derecha para derrocar al Presidente Maduro.
El chavismo logró rescatar al pueblo de las catacumbas pero hoy lo están devolviendo a las catacumbas. La idea es desmoralizar.
En resumen, el chavismo puede caer y los que se embriagaron, extasiaron y masturbaron con la estética chavista, estéticamente hoy abandonan: Somos el chavismo crítico…a ello expreso mi posición: Soy chavista pero no soy feliz siendo chavista, ni en el tiempo de Chávez y ni ahora con Maduro. Es decir, no estoy conforme y nunca debemos estar conformes, pero al mismo tiempo este proceso es una profunda fortuna humana e Histórica en la que debemos sacrificarnos en apoyar como pacto de vida por la humanidad. Que mi rabia, descontento, indignación con el chavismo no sea capitalizado y aprovechado por la derecha, el imperialismo, el sionismo, la inhumanidad neoliberal, el racismo y la supremacía fascista. Toda lucha es larga, amarga y hasta maldita, pero yo no abandono al chavismo, es decir, al Presidente Maduro. Es muy cómodo refugiarse ahora en el santuario de la crítica para abandonar. No es lo justo ni lo sano.
Veo en el mundo muchos movimientos políticos gratos pero artificiales, cobardes, oportunistas y pragmáticos. El chavismo es intenso y áspero, tal vez por no ser artificial, cobarde, tal vez por su parto hacia la post-historia: Un mundo sin imperios.
El chavismo es una racionalidad inquieta y eso es un mérito valioso.
En Venezuela sobran las razones para salir a marchar, protestar y condenar, pero la derecha está fraguando un golpe de Estado, donde la Fiscal Luisa Ortega Díaz forma parte de esa inteligencia clave contra un presidente legítimo y que puede desembocar una genocida guerra civil. Ante ésta crisis el gobierno valientemente recurre, apela sabiamente a su propia Constitución, y convoca a una Asamblea Nacional Constituyente, tomando entre ellos el artículo 348: La Iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los Concejos Municipales en Cabildo, mediante acuerdo de las dos tercras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil y Electoral
La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, es, aparte de brillante, acertada, digna, legal y legítima, es lo más cercano a una gesta civilizatoria. No los países de la periferia no tienen el derecho a ello…
Además no nos perdonaran tallar nuestra Historia nacional…tal como el feudo medieval bestializó al indígena a través de la iglesia, hoy en feudo corporativo demoniza a través de la santa inquisición mediática.
La Fiscal, Luisa Ortega Díaz, secuestra la fiscalía, convierte al Estado en paralítico y nos mutila, al decir que la Constitución es inmejorable. Una especie de eufemismo, Luís XIV: Je suis la loi, (Yo soy la ley), L´État c´est moi, (El Estado soy yo).
Venezuela a pesar del dolor que vive, hambre, falta de medicamentos, inflación etc., está igualmente tejiendo vanguardia jurídica y política, el chavismo con, les sans culottes, (los sin calzones), es un referente crudamente esperanzador.