¡Tronco de calentera cogería Chávez con estos constituyentes si estuviera vivo, viéndoles discutir una constitución bajo las sombras de la clandestinidad!
Y esa conducta, totalmente ajena a lo participativo y protagónico, justamente por eso mismo y sabiendo como es el Estado de arrogante y pícaro, provocaría en Chávez un gran disgusto, está dando origen a toda clase de inventiva. Cada quien se inventa su historia, principio constitucional por agregar o suprimir y lo lanza a las redes. Aunque, si a ver vamos, como decimos acá en Venezuela, en vida de Chávez, esa terrenal, como le gusta decir a Maduro, jamás hubiera permitido se hiciese esa vaina así, a escondidas y como entre gallos y media noche. Pero como dice Amaranta Rojas, hay como un Chávez inventado o recreado, para dormir a los carajitos.
Clodovaldo Hernández, generalmente comedido y cuidadoso, se ha visto obligado a mencionar como se discute y habla poco sobre esa nueva constitución, un proceder contrario a cuando se redactaba proyecto de la vigente. Pienso y me interrogo, ¿Será cosas de los tiempos y la ausencia de Chávez?
Por su carácter de constitucionalista, interés que tiene en el tema, el único que aparece, aunque sea pocas veces, hablando sobre ese asunto es Herman Escarrá. Ha dicho cosas como sobre el tema del matrimonio y otros detalles poco trascendentes. Quien más habla en público, porque los constituyentes lo hacen a ocultas, de ese asunto es "radio bemba", antigua versión de las ahora modernas redes sociales, según las cuales empezarían por derogar el preámbulo, el redactado por el poeta oriental Gustavo Pereira, ampliación del período presidencial por 20 años, eliminación de la propiedad privada, constitucionalización del socialismo, como hacer una casa empezando por el techo, eliminación del derecho de los trabajadores a contratar y hasta al de comer para bajar la híper inflación en esa área y tantas necedades más. Y, lo dejé de último por Escarrá, derogación del artículo 350 constitucional.
A los venezolanos se nos olvida que quien condujo a muchos venezolanos opositores a la casi escatológica interpretación que el 350 servía para que cuatro locos se alzaran y tumbaran al gobierno, por encima de la voluntad popular y existiendo la figura del referendo popular, fue el propio Escarrá cuando hizo oposición. Él, con todo su prestigio de constitucionalista, dio base y argumentos a locos como Pablo Medina y muchos otros de la oposición para que se pegasen de ese artículo para justificar toda clase de atropellos contra la constitucionalidad. Por eso, el TSJ, fundamentándose en una interpretación redactada por Iván Rincón Urdaneta, entonces presidente del alto tribunal cerró la brecha y despejó las dudas que pudieran existir. De manera que sobre el 350 no hay duda; legalmente ese es un asunto cerrado, sólo que quienes no pueden elaborar políticas para asirse del poder, pese la incompetencia del gobierno, optan por el camino más corto y les parece más fácil - ¿será así? -, el de la violencia.
Por supuesto, debo advertir que no soy abogado – Dios me salve la parte – ni tengo autoridad para hablar de ese asunto, pero el 350 ya está despejado en una decisión del TSJ. Pero Escarrá está consciente de lo que hizo, la huella que dejó y quizás quiera borrarla. Digo así porque esa discusión clandestina origina que hasta uno le meta a la imaginación y la inventiva. Como el propio Escarrá generó dudas sobre la interpretación del 350 y hasta pudiera sentirse arrepentido de la interpretación que le dio y cómo alentó a violentos de entonces, pudiera querer desaparecerlo por complejo de culpa o quizás por aquello de "muerto el perro se acabó la rabia".
De manera que el rumor es la resultante del silencio de los constituyentes "revolucionarios" quienes, contrario a la prédica de Chávez, según la cual "Hasta las piedras hablen", parecieran haber optado proceder como adecos y copeyanos cuando la constitución del 61, aprobada entre gallos, una partida de dominó y medianoche.
Cuando se pretendió enmendar la constitución vigente, siendo el líder en las cámaras legislativas de entonces Carlos Escarrá, hermano de Herman, quien hacía oposición, pese también hubo una intensa discusión, errores por excederse en la magnitud del cambio, condujeron a la primera derrota de Chávez. Ahora, las cosas han cambiado, como que aquel liderazgo excepcional de Chávez no existe y además lo participativo y protagónico están ahogados, como hasta el mismo congreso del PSUV reciente así lo confirmo, por lo que llaman a una nueva visión y reestructuración del partido. El desencanto cunde y la gente está centrada en el asunto del comer, como que lo demás "viene después", recordando a Berthold Bretch. Y este estado de cosas, ese procedimiento según el cual, por lo menos ese parece el mensaje, por las razones que sean, pareciera decirle a la multitud "ese no es asunto tuyo, no te metas", pudiera expresarse en las urnas y hasta fuera de ellas, como una inmensa abstención. Pues supongo, atendiendo a lo que el propio Escarrá viene diciendo, y lo determina el origen de la vigente constitución, el proyecto que elabore la ANC será sólo eso, un proyecto que debe ser sometido a consulta popular. Aunque "radio bemba", porque ella suele ser muy dramática, diga lo contrario.
Para Escarrá entonces, pese le reconozco el derecho a rectificar o ser distinto a como fue ayer, el tema del 350 es casi personal. En verdad, como ya dije, la interpretación de Iván Rincón dejó "ese gallo muerto", pero el cadáver sigue allí y además como un recuerdo de las infantilidades de Escarrá. Por eso, para él es asunto de interés personal que se apechuga con el de quienes gobiernas por aquello de "chivo muerto chivo pago". Mejor es borrarlo para que nadie se pegue de él y lo tome como tabla para salir de cualquier naufragio.
Por supuesto, ningún vivo o distraído debe incurrir en el pecado de acusar a Escarrá que ahora a las piedras nieguen el derecho a hablar, lo contrario de lo que tanto reclamaba Chávez.
