Que la Constituyente asuma crisis con realismo y aborde lo inmediato. ¿La dejarán?

¿Qué es la Venezuela de ahora? ¿Es una sociedad en transición al socialismo como suelen decir los gobernantes por momentos, pues uno no sabe todavía por qué la consigna la esconden y lo sacan de nuevo para volver a esconderla, o una capitalista donde el salvajismo del mercado casi deja sin efecto las medidas generosas e ingenuas que implementan quienes gobiernan para mantenerse en el poder e intentar defender el cada vez más menguado salario, por cierto, con muy poco éxito?* ¿Fue eso, una en transición, que de repente se detuvo y entró en retroceso, como dicen algunos críticos del gobierno?

Pero es necesario y justo advertir que la oposición hace campaña, no siempre, porque pareciera preferir ignorarla quizás por un internalizado complejo de culpa, contra los altos precios y las dificultades económicas, pero oculta su extrema responsabilidad en el asunto, pues los suyos, quienes hacen la guerra y no ocultan su apoyo a las medidas económicas impuestas por EEUU que son bastante parecidas al bloqueo económica contra Cuba.

Para Gonzalo Gómez, de Marea Socialista, "seguimos en un Estado Burgués con lógica capitalista que además está basado en una economía rentista". Es decir, en buena medida se hace lo mismo que haría la oposición si entra de una vez al gobierno. Para Gómez es pertinente "reconocer y valorar las conquistas" y "preguntarnos en qué momento fue que estas conquistas se estancaron".

¿No es acaso una sociedad donde todo está desdibujado y más parecemos una comandada por piratas donde el Estado casi ha sido borrado y por eso se produjo el estancamiento del cual habla Gómez? Lo de "comandada" envuelve a quienes manejan al Estado y los capitalistas que controlan en buena medida el aparato económico e imponen su ley.

Es un maniqueísmo aquello de cobrar un servicio al usuario de la manera como hacemos en Venezuela, porque, según no hacerlo así es neoliberalismo. Como sucede además con el asunto de la gasolina, con lo que a ciencia cierta uno no sabe a quién se protege. Pero lo grave es que tal proceder viene acompañado del deterioro y hasta desaparición del servicio. Como acontece con el servicio de Gas Comunal, que sale de la planta en bombonas a un precio subsidiado y en el camino, los distribuidores, trabajadores de la empresa "socialista", la bachaquean y la venden al consumidor que acepte pagar una cantidad 15 veces superior; lo que ocurre en definitiva, porque quien se niegue no podrá prender su cocina. Son los resultados de estatizar aquellas empresas que antes administraban pequeños empresarios y la política de subsidios en el sector, que se transforman en motivos para especular al público y robar al Estado.

Ha sido aquel un discurso presuntamente anti neoliberal, pero bastante parecido al populismo decadente, donde los revolucionarios más parecen monjas de la caridad en la más excelsa expresión que resultan víctimas de piratas infiltrados.

No es un secreto bien guardado que la capacidad gubernamental para ofertar dólares a personas naturales y jurídicas, es muy poca, tanto que las subastas del DICOM, no pueden con el dólar paralelo. El criminal mercado, que siempre lo ha sido, porque puede ser manipulado pone sus reglas. Y una de estas reglas, porque estamos en una sociedad capitalista, lo que en veces le cuesta a la gente del gobierno entender, es que para derrotar a ese llamado, no sin razón, "marcador perverso", hace falta, entre otras cosas, que la oferta de dólares por parte del Banco Central supere ostensiblemente las expectativas o demanda. ¿Y cuál es esta en un mercado tan perverso? Tanto lo es que hasta el Banco Central de este gobierno que, al parecer eso repudia, cae irremediablemente en la misma práctica perversa. Pero el discurso de quienes gobiernan, sólo el discurso, dice otra cosa.

La realidad, porque es lo que se hace evidente y los funcionarios del gobierno responsables del asunto, quise decir competentes y la sutileza del lenguaje me cambió el tono, admiten ya sin fingimiento es que si algo le falta al gobierno, además de ideas y funcionarios en quienes creer para ponerles a cuidar la carne, es dólares. Llevamos varios meses recibiendo más de cuarenta dólares por barril de petróleo, lo que no es tan malo, según la perspectiva de la historia del petróleo en Venezuela, pero pareciera que la deuda dejada en los tiempos de jolgorio, por las concesiones hechas al rentismo, dejaron la botija vacía y las necesidades nuevas insatisfechas. ¡Claro! Al mojado échenle agua, en medio de estas carencias, los ladrones y los gringos también ponen su parte.

Pero aparte de carecer de la cantidad de dólares necesarios con las cuales sueñan los partidarios del rentismo, de la oposición y curiosamente los mismos que hacen discursos incendiarios contra él, tampoco tenemos estructura industrial, tecnología, cultura productiva, organización para lo mismo y, al campo, los venezolanos lo tenemos como para ir de cacería, bañarnos en ríos abundosos de agua cuando llueve, pescar pavones y guaraguaras y hacer discursos elogiando o echando de la abundancia que en él tenemos. Mientras tanto, Caracas sirve para tres Caracas más y sigamos haciendo casas por montones en ella para que nadie tenga que irse al "campo un día" a matar culebras y pasar trabajo. ¡Tome su vehículo, no lo pague y gánese la vida de taxista! ¡Para esa vaina, como la Gran Misión Vivienda, tenemos la Misión Transporte! Además, para que irse al monte a sembrar, si con hacerlo en el balcón de la casa o del apartamento tenemos, para comer nosotros y hasta exportar, por eso mismo está allí, con la bandera de eso que Chávez llamó la "soberanía alimentaria", la Agricultura Urbana, al frente de la cual se halla Bernal, el mismo del CLAP, que terminará hundiendo al rentismo.

Estamos pues, en un estadio de capitalismo, donde el mercado, pero no aquel libre e inocente que defienden los formados en las escuelas del capitalismo clásico o de juventud, sino este de piratas, filibusteros, ladrones, contrabandistas, corruptos y hasta bachaqueros defendido por la derecha muy pragmática y como en un bucólico cuadro o coyuntura, el visto por gente del gobierno y quienes por este rompe lanzas, el de la sociedad en transición hacia el socialismo, de abundantes y hasta esponjosas comunas, donde las relaciones de producción de ese carácter están internalizadas y sólo falta un empujón para que las fuerzas productivas se desaten y nos inunden de bienestar.

Este es el diagnóstico que parece prevalecer en el Constituyente que se tiene así mismo como "rojo-rojito" y hasta "rodilla en tierra".

Uno escucha a personas, con años en el gobierno, en una función u otra y ese es el cuadro que nos pintan o la historia que nos cuentan. De estas mismas personas, en buen número ahora están en la Constituyente y para más, forman parte de la Comisión de ese Poder Originario creado para manejar la coyuntura económica.

Pero lo que uno termina por creer es que les falta "voluntad" para admitir dónde en verdad se encuentran, pintar el cuadro que sus ojos ven, medir con exactitud las distancias, las salidas y hasta opciones, es decir el mundo real y terminar armarse de valor para decir y plantear lo que es obvio, sin temor. No los creemos tan caídos de la mata y menos dispuestos al suicidio colectivo; hay unos cuantos, más de los que uno se imagina, esperando que alguien lance la primera piedra para imitarle. Tomar la iniciativa, aunque se sepa lo por hacer cuesta asumirlo, por el temor a quedarse solo; falta de seguridad, que no será ese su destino. Y por eso, hay tantos creyéndose acompañados, que por no atreverse, terminan por hundirse en la triste soledad.

* Esta afirmación de buena fe hoy no la haría, pues me corroen las dudas despertadas por la actitud gubernamental de desconocer los contratos colectivos.



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Armando Lafragua


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