Cuenta la siempre veraz, irrefutable y aleccionadora historia de los pueblos y su conocimiento intuitivo, que cuando los representantes de la visión antropocéntrica, materialista, individualista y racista de la cultura occidental invadieron el continente ABYA YALA, desconociendo la forma como la variedad aborigen u originaria de la especie humana que se había desarrollado en estos paradisíacos territorios del planeta Tierra veía la realidad del mundo y de la vida (negación de la diversidad cultural), vale decir, la cosmovisión de nuestros ancestros indígenas, quienes consideran que los humanos somos parte del todo, donde las diferentes especies nos complementamos existencialmente en equilibrio para lograr la convivencia armónica en el Planeta, dichos europeos desconocieron la cultura de aquellos seres humanos quienes ya poblaban estos espacios geográficos y los calificaron como salvajes, desconociendo también, los grandes avances humanísticos y naturalistas que nuestros ancestros originarios habían desarrollado. Fieles a su intrínseco racismo y equivocada actitud permanente de cultura superior, repetimos, desconociendo los grandes desarrollos que los pobladores de estos territorios habían logrado, los europeos impusieron a sangre y fuego (lo que no lograron por los votos lo impusieron por las armas) su propia concepción de la realidad del mundo y de la vida, destruyendo las culturas autóctonas a través de la fuerza, la inquisición, la llamada "evangelización" y sus universidades netamente eurocéntricas (la verdad de la minoría invasora fue impuesta por la fuerza sobre la verdad de la gran mayoría aborigen).
Siendo así, que los religiosos euro centristas imponían los ritos y creencias traídos por la minoría europea (la cultura occidental) que invadió estos territorios, sobre los de la gran mayoría de nuestros ancestros aborígenes (la cultura originaria), trastocándoles y cambiándoles arbitraria e impositivamente sus creencias y sus ritos originarios por las que aquellos habían importado (la colonización mental). Cuenta entonces la narrativa de la historia popular, que un día viernes santo, de cualquier semana santa del periodo colonial, un sacerdote europeo visitó una comunidad indígena de cualquier punto de la geografía nacional, donde este cura había desarrollado un profundo trabajo de "evangelización", incluyendo el "bautizo" de todos los integrantes de la comunidad, rito a través del cual, el había cambiado también los nombres originarios de los integrantes de dicha comunidad por nombres tomados de los "santos" europeos de su religión, y sorpresivamente durante aquella visita el religioso se encontró con el repudiable escenario, donde en un día viernes santo, los pobladores estaban disfrutando de una festividad tradicional, la cual incluía entre otros, el consumo de la jugosa carne de cerdo, que ya los indígenas estaban degustando. El sacerdote contrariado por el tipo de actividades festivas de los indígenas que allí tenían lugar, reclamo fuerte e imperativamente, el hecho contrario a las enseñanzas religiosa occidentales, de que un día viernes santo se estuviese consumiendo masivamente gran cantidad de carne de cerdo, siendo que el consumo de carne los viernes santo significaba, según las costumbres de los católicos, incurrir en una trasgresión, incurrir en un pecado. Ante la encolerizada y fuerte reprimenda del sacerdote, el líder de la comunidad indígena, muy inteligentemente le salió al paso al religioso, comentándole que no había lugar para tal reclamo, puesto que ellos no habían incurrido en ninguna transgresión o pecado, ya que ninguno de ellos estaba comiendo carne de cerdo, que previamente a la actividad festiva ellos habían tomado todas las medidas para no incurrir en pecado, puesto que el día anterior, la comunidad había llevado los animales al riachuelo más cercano y los había bautizado, para convertirlos de cerdos en chigüires, de tal forma que siguiendo las enseñanzas religiosa que él les había entregado y después de aplicados minuciosamente los ritos correspondientes, la comunidad estaba degustando unos suculentos y jugosos perniles y castillas de chiguires y no de cerdos.
Ciertamente que hoy no somos los mismos de la colonia, pero los venezolanos de la actualidad (más del 95% de la población) somos integralmente mestizos, representamos otra variedad de la especie humana con su propia cosmovisión, su propia cultura, vale decir, su manera muy particular de ver la realidad del mundo y de la vida, muy diferente a como lo hicieron cada uno de las tres variedades de la especie humana que aquí se cruzaron y de las tres cosmovisiones que aquí se mezclaron (indígenas u originarios, europeos y africanos) para engendrarnos a nosotros. Por lo tanto, son: 1) Nuestra IDENTIDAD INTEGRALMENTE MESTIZA, 2) El gran legado de nuestro Proceso Socio-Histórico y las realidades y particularidades de nuestro medio circundante, las únicas determinantes referencias encauzadoras de nuestro Proceso Constituyente Originario, !Y NO OTRAS!. Un Proceso Constituyente Original de los Venezolanos no debe estar regido, conducido, limitado, referenciado o impuesto, entre otros, por ningún poder o norma constituida (incluyendo la constitución), por ninguna experiencia constituyente vivida por un pueblo o cultura diferentes a los nuestros, ni por ninguna minoría de venezolanos que represente menos del 50% de nuestra población ciudadana. Siendo así entonces, que ningún sector partidocrático, representado por una minoría de aquellos gobierneros que nepótica y sectariamente se han apoderado del Gobierno para su beneficio personal y del grupo que ellos representan, ni la minoría militante de la oligárquica oposición apátrida que está destruyendo nuestra Matria en complicidad con los hegemónicos poderes globalizados, ninguno de esos dos grupos minoritarios, tienen la facultad ni la legitimidad para imponerle a los venezolanos en proceso pseudo constituyente ilegítimo, a espaldas de las decisiones de la gran mayoría de los venezolanos, omitiendo o subrogándose decisiones constituyentes de convocatoria, selección de bases comiciales o aprobación de nuevas constituciones, las cuales son de la exclusividad del depositario del Poder Constituyente Originario: !EL PUEBLO VENEZOLANO!.
Será que algunos grupos partidocraticos y minoritarios de nuestro País echando mano, como mestizos que somos, a aquellas enseñanzas heredadas del eurocentrismo, las cuales permiten que a través de ciertos ritos religiosos podamos cambiar el nombre de las cosas (más no su esencia ni su realidad) y también, a aquellas habilidades y vivezas originarias heredadas de nuestros ancestros indígenas Caribes, quienes a partir de la transculturización impuesta por los europeos transformaron los cerdos en chigüires, nos pretenden, mediante una atosigante propaganda y publicidad, convertir una eventual asamblea nacional del partido gobernante y los deseos de su cúpula hegemónica, en una ilegítima pseudo asamblea constituyente, vale decir: ¡EN UNA CONSTITUYENTE CHIGUIRE!
