Hay un serio problema en los medios audiovisuales que los Constituyentistas deben tomar en consideración, pues la promoción de conductas tan frívolas de manera permanente, genera un tropezón muy feo en las conciencias de las personas, especialmente en la de los jóvenes, es como si el cerebro recibiera golpes en vez de aplausos que lo conduzcan a ser muy óptimos.
Preocupa, por ejemplo, que excelentes documentales o programas, de un alto contenido para su comprensión sobre la realidad actual que vive nuestro país, continente o mundo sean transmitidos a horas muy tempranas o en la madrugada y, como es de esperar, la mayoría poblacional no aprecia el contenido y mensaje de esos programas o documentales, muchos de los cuales tienen que ver con la conducta desastrosa de empresas con sus productos, calificados por numerosas poblaciones como muy perjudiciales no solo para las personas sino para la naturaleza.
¿Todo el mundo sabe -por ejemplo- que la compañía Monsanto produjo en la década de los 60 el denominado agente naranja, que los militares utilizaron como arma química en Vietnam, generando más de 400 mil muertes, más de medio millón de niños que nacieron con malformaciones y cerca de un millón de personas discapacitadas ?
Eso no lo dice quien escribe, esa es una información que ha sido publicada en casi todas partes del mundo, ahora bien, ¿por qué ese tipo de información documentada no es publicada de modo permanente para que quienes tienen en sus manos la toma de decisiones impidan que ese tipo de cosas continúe?
Monsanto, valga el asunto, ha creado cultivos modificados mediante manipulación genética de varios vegetales como maíz soja, algodón y otros, con el uso de un herbicida denominado RoundUp y ello ha traído como consecuencia la aparición de supermalezas resistentes a los herbicidas.
Y ni hablar de la llamada sacarina y las semillas "terminator", esta última, cuyo simple nombre da seria idea de lo que es capaz de hacer, como es producir semillas estériles, incapaces de germinar, lo que obliga a los campesinos a adquirir (comprar) las semillas de Monsanto cada año. Esto ocurre en el propio Estados Unidos, en la Argentina y quien sabe en qué otras naciones.
Y así como es valioso el contenido de algunos documentales, no son valorados por las compañías de televisión, que ocultan tales documentales y otros las transmiten en las madrugada, como relleno y cuando nadie las ve y como es de esperarse, no hay creación de conciencia sobre esos males y otros.
La variedad de programas o documentales de calidad -para que las poblaciones crean que los medios respetan la libertad de prensa- no son ignoradas del todo, sino que simplemente los colocan en horas que las personas están dormidas.
¡Ese es apenas uno de los males de los medios audiovisuales!
¡Sí! Hay otros que dan penas. Una colega dirige su crítica hacia la formación de esos periodistas de los medios audiovisuales, que los forman como si fuesen más animadores, show-man y menos periodistas.
Pero hay muchos detalles o males -como los quieran llamar- que han hecho nido en las televisoras y radios desde hace varias décadas y, cada día, algunas de esas empresas suelen empeorar.