¿Será que de una vez por todas la dirigencia política de cada lado se da cuenta del mensaje que el país les está enviando? ¿Será que el clamor de millones y millones de personas por fin será escuchado? ¿Será posible que por fin asumirán que el país lo que desea es paz y democracia?
En los últimos 15 días se han producido en Venezuela dos eventos realmente significativos. El primero de ellos fue el 16 de julio, cuando la oposición convocó a un plebiscito. Millones de personas salieron a votar. El segundo evento importante fue el domingo 30 de julio, cuando también millones de personas decidieron expresar su voluntad a través de un proceso electoral.
Estamos claros que existen discrepancias en cuanto a la cantidad de personas que cada sector político reconoce que participó en cada uno de los eventos. Sin embargo, el número más conservador daría como resultado que, sumando los dos eventos, no menos de 11 millones de personas habrían votado. Por otra parte, si aceptamos las cifras oficiales que cada uno de los sectores dio, ese número subiría a casi 16 millones de venezolanos. En todo caso, cualquiera que sea el número que cada quien dé por válido, no hay manera de ocultar que fueron millones y millones de ciudadanos y ciudadanas que decidieron expresarse por una vía democrática: el voto.
La violencia, la gran derrotada
Dentro de las grandes diferencias políticas que existen en nuestro país, sumamente polarizado, muchos aventureros han planteado distinto tipo de estrategias para tratar de lograr sus objetivos políticos.
En los últimos tres meses, lamentablemente, los sectores extremistas han impuesto una agenda de violencia. Pero es interesante darse cuenta que, en la actividad de protesta más grande que haya sido convocada, nunca se han reunido ni siquiera un pequeño porcentaje de los millones que salieron a votar en las actividades de los últimos 15 días.
Quienes han mantenido al país en zozobra, secuestrados, sin poder trabajar, estudiar, hacer diligencias, ir a un centro de salud, o participar en cualquier actividad, representan un porcentaje muy pequeño de la población. Nunca, ni en el mejor de los casos, podrían siquiera compararse con la cantidad de millones de personas que fueron a votar, tanto el domingo 16 de Julio, como el domingo 30 de Julio. Así que pareciera que el mensaje que ha dado la gran mayoría del país está muy claro: la gente quiere votar.
Estamos claros que las diferencias que existen entre los dos principales sectores políticos del país son muy grandes y muy profundas. Sabemos que los problemas que enfrenta la República son realmente difíciles. Pero el mensaje que ha dado el pueblo es claro y es que la solución a nuestros problemas está en la democracia y en la paz. Si algo nos hanenseñado estos dos eventos políticos, tanto el del domingo 16 de julio, como el del 30 de julio, es que la mayoría no acepta la violencia como método político, sino que aspira el camino electoral.
Los chavistas sí existen
Las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente fueron particularmente significativas, debido a la gran cantidad de amenazas que se cernieron sobre aquellos que tenían la intención de ir a votar. Centros electorales quemados, material electoral destruido, electores amenazados, golpeados, agredidos, acosados, amedrentados. Sin embargo, el pueblo Chavista demostró que sí existe y que son millones. Este es otro mensaje que es importante que escuchen aquellos que quieren convencerse a sí mismos de que la Revolución supuestamente desapareció.
En este sentido, una mención especial merecen los votantes de clase media, quienes viéndose prácticamente secuestrados, sin posibilidad de ejercer su derecho al voto en los centros electorales en los cuales han participado toda la vida, tuvieron que irse a otros lugares para poder votar, entre ellos, el Poliedro de Caracas.
¡Qué error tan grave cometió la oposición impidiéndole a la gente de clase media poder votar en sus centros tradicionales! Los Chavistas de clase media se encontraron en el Poliedro, un sitio que se convirtió este domingo 30 de Julio en el escenario de una gran fiesta, en el reencuentro de miles y miles de personas que muchas veces se sienten solas en sus urbanizaciones, que llevan sus convicciones en silencio, por temor a ser agredidos por su propios vecinos los cuales, inducidos por la campaña de satanización en contra del Chavismo, han llegado bestializarse hasta convertirse en psicópatas linchadores.
En el Poliedro, muchos Chavistas de clase media se dieron cuenta de la gran fuerza que representan. Si la oposición los hubiera dejado votar tranquilamente en sus centros electorales, posiblemente se hubieran devuelto en silencio para sus casas, sin que nadie nunca hubiera sabido que estaban votando a favor de la Revolución. Pero al obligarlos a ir hacia otro lado y reunirse en Poliedro, la tortilla se volteó. Cada Chavista de clase media salió de allí fortalecido, moralizado, acompañado, sabiendo que no está sólo. En ese sentido, los Chavistas casi tienen que agradecer a los guarimberos que hayan acosado sus centros electorales, porque esa acción violenta se les revirtió por completo.
Está claro que la gente quiere votar, y que no hay amedrentamiento posible que evite que la gente vote cuando quiere hacerlo. La pregunta ahora es la siguiente: ¿participará la oposición en las elecciones regionales? Ojalá no se vuelvan a equivocar.