Es realmente irrisoria la manera en que los principales bandos políticos contendientes, el gobierno centroderechista y la oposición fascista, intentan adjudicarse la razón en sus lecturas del resultado de los comicios celebrados el pasado 30 de julio de 2017. Ambos presentan ante sus respectivas militancias, cuales magos con encantadores trucos, sofismos "argumentativos" que producirían la más prolongada de las crisis gelásticas en las mentes menos persuasibles, y por lo tanto, peligrosos para quienes no podrían tolerar físicamente un agudo episodio psicológico como éste.
No cabe duda que se 59 % de abstención fue el grito más estruendoso del electorado venezolano desde las pasadas elecciones del 06 de diciembre de 2015, con las que empezó la crónica del desmoronamiento de la hegemonía psuvista. Ahora bien, ese electorado abstencionista es, naturalmente, heterogéneo. Craso error de político neófito sería otorgarle carácter monocausal a la motivación abstencionista.
Lo primero que tendríamos que identificar en ese conglomerado abstencionista sería la militancia fascista, conformada por 2 millones de voluntades (en redondo) que acataron el desconocimiento del proceso electoral y la promoción de la intervención imperialista de nuestro país, según los cálculos correctos aplicados a su "plebiscito". Conociendo que el electorado abstencionista alcanzó a ser de 11.414.786 en la reciente elección, restando a esa cifra el abstencionismo fascista tenemos un aproximado de 9,4 millones de abstencionistas que podríamos calificar de chavistas descontentos(as) con la manera en que el Ejecutivo Nacional ha manejado la guerra política con la oposición. Mucho mayor a los 8 millones que participaron en el proceso electoral.
¡Ah, pero es que tampoco podemos considerar monolítica a esta última fracción abstencionista! Es precisamente a lo que alude el título de este artículo y su meollo argumentativo.
Existe un llamado "chavismo crítico" que ha pretendido adjudicarse la vocería de estos 9,4 millones de abstencionistas que antes del 2015 sumaban sus votos al partido que controla el Poder Ejecutivo. Esta minúscula sub-fracción chavista abstencionista ha mostrado una clara concepción menchevique de cómo, según ellos, debería desarrollarse el proceso venezolano de la construcción del socialismo. Sus declaraciones del 21 de julio de 2017 en contra de la ANC convocada por el presidente Maduro evidencia una absoluta incomprensión de lo que es la dialéctica proletaria, y por ende, de la ciencia marxista. Negarse en rotundo a esta ANC es negar la posibilidad de que ésta sirva de escenario para la evolución de la conciencia de clase del proletariado venezolano, y con ella, la posibilidad de que se pueda producir en el futuro una convocatoria a una segunda ANC desde la misma voluntad del proletariado (según lo establecido en el artículo 248 de nuestra actual Constitución); una segunda ANC que, por efecto de la dialéctica, sería mucho más radical que la primera porque contendría realmente la visión profundizadora de su convocante: el proletariado venezolano.
Por lo tanto, estos mencheviques que dicen ser los voceros de todo el chavismo crítico, no defienden realmente un proceso de construcción del socialismo conducido por el proletariado venezolano, como es el deber ser. Su sector es minúsculo y pequeñoburgués. No debemos permitir que se adjudiquen la vocería del verdadero chavismo crítico mayoritario, el CHAVISMO CRITICO PROLETARIO.