Ayer 5 de agosto de 2017 los Cancilleres de los países fundadores del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), reunidos en São Paulo, suspendieron a Venezuela de ese bloque. Hace años (por lo menos desde que Aznar fomentó y apoyó públicamente, junto a Bush, el Golpe de Estado dado contra Chávez en 2002) el Gobierno de España hostiga al Gobierno y al pueblo bolivariano de Venezuela. Unos y otros dicen que allí hay una dictadura. Los azares de la vida me llevaron a combatir dictaduras persiguiendo el sueño de una sociedad que supere las miserias del capitalismo y que construya la Patria Grande Latinoamericana soñada por los Libertadores y por el Che, y, en función de esa lucha, a asumir las nacionalidades uruguaya, brasileña y española. Hoy, a la orilla de los 66 años, constato como filósofo deudor de la democracia ateniense, que los actuales Gobiernos de Uruguay, Brasil, Argentina, Paraguay y España acaban de descubrir que es una dictadura un pueblo reunido en Asamblea Nacional Constituyente instalada mediante el voto no obligatorio, universal, directo y secreto. En verdad ha innovado Venezuela en el concepto de democracia al elegir constituyentistas a la vez por el criterio territorial (de manera que todos sus Municipios, incluso el más pequeño, tengan por lo menos uno en la ANC) y por el criterio sectorial (que puso en la ANC a 8 representantes de los pueblos indígenas, 79 de los trabajadores, 8 de los campesinos y pescadores, 28 de los pensionados, 24 de los estudiantes, 24 de los Consejos Comunales, 5 de los empresarios, y 5 de los discapacitados). Esa representación universal del pueblo venezolano (no se inscribió y no participó de la elección de la ANC quien no quiso hacerlo), escribirá en libre debate democrático compartido con amplios sectores sociales la nueva Carta Magna del país (que posteriormente será sometida a referendo nacional), buscando (como lo quería Bolívar) "la mayor suma de felicidad posible" para su gente (para toda su gente, incluyendo a quienes se automarginaron de la ANC). Del otro lado están viejos conocidos; están el Gobierno y las multinacionales de EEUU deseosos de reapropiarse del petróleo y demás recursos naturales de Venezuela, y dispuestos a usar para ello, si fuera preciso, el viejo método de la invasión militar, que a lo largo de la Historia ya han practicado contra muchos países latinoamericanos (recordemos al pasar los casos de México, Cuba, Haití, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Granada y Panamá); y no olvidemos los innúmeros Golpes que instalaron, con la preparación y apoyo norteamericano, feroces dictaduras en todo el siglo XX y en todo el continente (además de los países ya citados, agreguemos al Chile de Allende, a PARAGUAY, ARGENTINA, BRASIL, URUGUAY, Colombia, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Bolivia, Perú, y VENEZUELA), haciendo realidad la profecía de Bolívar de que "los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad"; acompañan al Gobierno y las multinacionales de los EEUU sus socios imperialistas de la OTAN, sus esclavos de la OEA y los ricos de Venezuela y A. Latina, desplegando toda la artillería de su poderosa prensa que miente a escala mundial, buscando aislar a la próxima víctima, para que la invasión sea menos costosa y más aceptada por la opinión pública previamente manipulada. Ante la situación planteada, sean los que fueren los reparos que tengamos que hacerle al Gobierno y a l@s bolivarian@s venezolan@s por errores cometidos (y personalmente hace años que formulamos insistentemente tales reparos), si se quiere defender hoy, no sólo en Venezuela sino en cualquier parte del mundo, cualquier proyecto soberanista que, libre de los imperios, no acepte las recetas neoliberales para buscar lo mejor para las personas y la vida en el Planeta, la opción es una sola: denunciar la agresión sufrida por el Gobierno y el pueblo bolivariano de Venezuela, y cerrar filas junto a ellos defendiendo su derecho a decidir libremente su destino (que está unido al de A. Latina). Quizá la ANC venezolana concluya que la mejor manera de ponerse a salvo de cualquier invasión sea expropiar de una vez por todas el poder económico-político-mediático que la oligarquía y sus socios internacionales aun tienen en Venezuela, para poner en manos del pueblo venezolano todos los recursos que siempre debieron ser suyos. En todo caso deben saber l@s bolivarian@s venezolan@s que en cada país del Mercosur, de A. Latina, y en las tierras del Estado español y del mundo, son muchas las personas de bien que miran a la ANC con esperanza de futuros mejores, y están dispuestas a marchar hombro con hombro junto al pueblo bolivariano de Venezuela.
Prof. Dr.
Filósofo