El Gobierno y el PSUV deberían tener como un importante referente las elecciones parlamentarias 2015. Aproximadamente 2 millones de chavistas se abstuvieron o una parte de ellos compraron la promesa que le vendió la MUD de la última cola.
El 30 de julio 2017 a los venezolanos y venezolanos se nos vendió la marca comercial "paz" y una cantidad importante de electores aprovecho esta oferta. Esta "paz" vino en diferentes presentaciones. a) Blindar la constitución, b) No a la violencia c) No más impunidad, d) Justicia, e) Constitucionalizar las misiones, f) Producir una nueva constitución que tenga como punto la del 1999, g) Superar el rentismo.
La Asamblea Nacional Constituyente no debería creerse que este mecanismo per se, es la solución a los problemas del país. El punto no es sólo producir una constitución más bonita y mejor que la actual. Tampoco es la solución a los problemas del país, insistir en colocar a Luisa Ortega Díaz como una víctima o como una la figura que la oposición no tiene y que el PSUV puede estar contribuyendo a creársela.
Por supuesto, poner en el centro a la paz, implica procesar a los autores materiales e intelectuales de los hechos de violencia que ha estado confrontando Venezuela en los tres últimos meses. Esta violencia, es una de las formas de violencia que hay que combatir, pero tal vez no se la violencia más generalizada y la que más afecta a la población venezolana.
Si juzgo la actuación y el futuro de la Asamblea Nacional Constituyente, considerando las primeras decisiones que ha tomado, puedo adelantar como conclusión, que esta ANC puede andar detrás de los pasos de la Asamblea Nacional, que efectivamente nada aportó respecto a su promesa de la última cola.
La primera decisión "fuerte" de la ANC fue la de destitución de una de las figuras, que con su dejar hacer y dejar pasar estaba colocando un granito de arena a la institucionalización de la violencia en Venezuela. La pregunta que tenemos que hacernos es si esa decisión, es la primera y más importante decisión que debió tomar este cuerpo.
Esta decisión está ajustada muy bien al dominio territorial de la MUD. Se fija exclusivamente en los focos de violencia que generó la MUD con los guarimberos, pero que no es la violencia que más golpea a las venezolanas y venezolanos hoy. La violencia estratégica que ha montado la oligarquía mundial y nacional es otra y se resume (por ejemplo) en que nadie hoy puede comprar un paquete de harina de maíz en un abasto o supermercado, pero se ven libremente sus ventas en los "mercados municipales", los puntos de ventas que han proliferados en calles, avenidas y bulevares .
La violencia más cruda que ha generado la MUD con el concurso del gobierno y la renta petrolera, se encuentra en el negocio de los medicamentos. Esta violencia muy violenta, se concreta en dos opciones para los venezolanos y venezolanas: a) No hay el medicamento y B) Hay el medicamento pero su precio está por los cielos. En las avenidas, MERCADOS MUNICIPALES y calles del país se vende la harina de maíz, el arroz, el espaguetis, el azúcar y otros productos de la cesta básica con elevados precios y los vendedores ni pagan impuestos.
En menos de 4 días, el dólar pasó de 5 mil bolívares a más de 15 mil bolívares. ¿Díganme si esto no es la violencia más estratégica y más violenta que ha concretado la oligarquía con el consentimiento de la MUD?
En la Hojilla de este sábado 5 de agosto se dijo, que la sesión para este domingo 6 de agosto, el tema fuerte en la ANC sería la instalación de la comisión de la verdad, que no deja de ser una tarea importante, pero no es el punto que hoy angustia a las venezolanas y los venezolanos.
Blindar las misiones sociales no se reduce únicamente a colocarla en la constitución, implica no pensar en ella, sino como un proceso temporal y estar consciente que el trabajo y la producción son las únicas maneras de superar la política de compensación por la estructuración de un Estado social y de derecho. La misión que en verdad hay que constitucionalizar es la misión trabajo. Las otras serán sostenibles en función de esta auténtica y necesaria misión.