"En plena medida se confirmó también que el socialismo opera hoy día como una realidad internacional, como una alianza de Estados estrechamente ligados por intereses políticos, económicos, culturales y defensivos. Amenazar al sistema socialista, tratar de minarlo desde de afuera, desmembrar a uno u otro país de la comunidad socialista, significa atentar no sólo contra la voluntad del pueblo, sino también contra toda la estructura y, a fin de cuentas, contra la paz".
Y ésta es una lección que nos hace recordar: el socialismo es una empresa históricamente nueva, difícil, que implica la necesidad de vencer la resistencia de las fuerzas antisocialistas y de contraponerse a la presión económica, político-propagandística y militare del imperialismo.
La revolución socialista da libre curso al progreso multifacético del pueblo. Pero esto no significa que desde ahora el progreso se asegure automáticamente, ni que las relaciones de producción y las fuerzas productivas estén en correspondencia de una vez y para siempre unas con otras. El impetuoso desarrollo de la producción, la ciencia, la técnica y la cultura, así como el propio desenvolvimiento de la personalidad plantean nuevas demandas ante la organización del pueblo. Se plantean el problema de la constante renovación del socialismo sobre su propia base. En caso contrario, en la vida social del pueblo surgen trombos, fenómenos de estancamiento, y los problemas económicos y sociales pueden agudizarse hasta un límite peligroso.
Vivimos en una época extraordinariamente compleja, en que tendencias contradictorias se han entretejido y han hecho colisión a escala mundial. Revoluciones sociales y desesperada resistencia de las fuerzas obligadas a desaparecer de la arena histórica; ascenso impetuoso del progreso científico-técnico y su reverso, que amenaza con poner fin a la propia vida en la Tierra; importante progreso en todas las esferas de la ciencia y las artes, y degradación, que tiene su expresión en la "cultura masiva" engendrada por el imperialismo; lujo frente a la miseria y hambre en medio de la abundancia; pujante movimiento hacia la interdepencia, hacia la aproximación y enajenación, hostilidad entre países y grupos de Estados del mundo actual. Todo esto engendra en no poca gente el desconcierto y pavor ante el futuro.
El lema del nuestro partido (PSUV) en tan responsable período actual de la evolución histórica, es desarrollar el pensamiento vivo y de verificarlo en la práctica político-social. Nosotros apoyamos todo lo que favorece a los genuinos intereses del pueblo venezolano, a la paz, a la justicia social y al progreso de los pueblos de nuestra América. A todo lo que contradice estos objetivos, lo dejamos resueltamente de lado. Nuestra doctrina revolucionaria es un poderoso instrumento de conocimiento. Ella nos permite enjuiciar íntegramente las contradicciones de la época, descubrir sus causas, hallar respuestas acertadas de los problemas actuales.vc
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!