Llamo al MVR a unirnos. Ir juntos a la defensa del Proceso. Aliarnos para profundizar la revolución. Llamo al MVR para identificarnos de nuevo y sabernos que somos hermanos. Ratificar que venimos del mismo tronco común. Llamo al MVR para que se aparten los momentos que fueron hostiles, creados por coyunturas contradictorias, ya superadas. Llamo al MVR para cerrar filas juntos y unir todo nuestro talento para reforzar el apoyo al Presidente. Llamo al MVR porque la situación demanda, de todos los revolucionarios, la suma de esfuerzos para defender la revolución y la nueva Patria. Llamo al MVR a no dejar pasar este momento único en el siglo XXI para Venezuela, cuando nace un nuevo sistema político y se abren los caminos de la emancipación popular. Llamo al MVR a asumir aciertos y errores con humildad. Desechar rencores y aceptar la valía de cada uno de nosotros. Llamo al MVR a actuar más en función al bien común que en usufructuar el poder.
Llamo al MVR para que iniciemos juntos su
tercera etapa de vida. Superado el miquilenismo, le corresponde ejecutar ahora
su fase estelar: la de movimiento revolucionario. Con la convicción de retomar
la original metódica desde abajo, el MVR está llamado a colocarse a la
vanguardia del movimiento popular. Pero, eso pasa por manifestar voluntad de
depuración. Acto de conciencia política para que renazca el pensamiento
revolucionario. La bandera de la revolución la tiene que retomar el MVR. Eso
implica algo tan sencillo como lo es rescatar los postulados emblemáticos del
Proceso, asumidos por Hugo Chávez durante la campaña de 1998. Principios
revolucionarios que siguen en la prédica del Presidente con insistencia y mucha
fuerza: (i) el gobierno se convierte en instrumento del pueblo, (ii) se crea el
poder constituyente y (iii) se reivindica la Agenda Alternativa Bolivariana.
Si el MVR retoma la lucha por estos principios sin que se desvanezca su
significado, se logrará, en consecuencia: (i) la toma de decisiones por consenso
de las asambleas de base, (ii) acercamiento permanente con el pueblo, (iii)
incorporar al Proceso a los aliados que, habiendo luchado a su lado y tener
convicciones probadas, se encuentran fuera del mismo, (iv) difundir
nacionalmente en todos sus rincones, la ideología en la cual se fundamenta el
Proceso, (v) sistematizar la formación política de su militancia, (vi) capacitar
técnica y moralmente a quienes van a asumir compromisos de gestión pública,
(vii) alertar sobre actos de corrupción de quienes ejercen funciones de
gobierno, (viii) desburocratizar los cargos de dirección del movimiento y
convertirlos en canales de intermediación para resolver situaciones críticas de
la comunidad, y como acción inmediata de prioridad urgente, (ix) fomentar la
instrumentación de la plataforma unitaria plural. Estructura a convertirse en el
pivote nacional de orientación y dirección de todos los factores aliados al
Proceso.
Si el MVR toma conciencia del momento protagónico que le toca
vivir y si se unta de temperancia y sabiduría, su rol le marcará un lugar
reservado en el destino de Venezuela. El MVR revolucionario no permitirá el
regreso de lo viejo constituido. Se impondrá, por su práctica revolucionaria, el
acto constituyente del poder del pueblo. A ese MVR es al que le hago el llamado.
Ese es el MVR que quiere ver el pueblo. A ese MVR me uno ya, de inmediato, para
avanzar en la revolución y ayudar al Presidente. Así el MVR sí puede lanzarse a
la toma del poder regional y local.
Por todo esto es que llamo al MVR a
reencontarnos. Llamo al MVR a darnos un abrazo de reconciliación y fraternidad.
Llamo al MVR a renovar el juramento que enaltece la condición revolucionaria,
haciendo vibrar nuestro espíritu para no claudicar jamás en esta lucha que no
tiene fin.