No ve la diferencia entre los intereses públicos y los privados

La teoría económica se basa en parte en el papel de las expectativas como combustión de un proceso inflacionario. Para poner freno a la inflación no basta con cambiar la política monetaria sino que además hay que cambiar la actitud de los consumidores, empresarios y trabajadores. Lo que hace un cambio súbito y brutal de política es alterar rápidamente las expectativas y señalar al pueblo que las reglas del juego han cambiado dramáticamente: "los precios no van a seguir subiendo ni tampoco los sueldos". Según esta teoría, cuanto antes se consigan mitigar las expectativas de inflación, más corto será el doloroso período de recesión y alto desempleo. Sin embargo, la clase dirigente ha perdido su credibilidad ante el pueblo, se dice que sólo un golpe político enorme y decidido puede lograr "enseñar" al pueblo esta dura lección.

Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creemos que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable. Algunas personas almacenan comida, y latas de agua en caso de desastres o terremotos; los discípulos de Gringolandia almacenan un montón de ideas de libre mercado. Y una vez desatada la crisis estaban convencido de que era de la mayor importancia actuar con rapidez, para imponer los cambios rápida e irreversiblemente, antes de que el pueblo afectado volviera a instalarse en la "tiranía del statu quo".

Se despliega una labor fundamental para mejorar la situación en la esfera social del pueblo. En este terreno, nuestra política se orienta con firmeza a acabar con el igualitarismo, a atenerse al principio socialista de distribución según la cantidad y calidad del trabajo. Esa guerra —que muchos venezolanos comprensiblemente ven como una guerra de los ricos contra los pobres y la clase media— es la auténtica realidad tras el "milagro" económico. Cuando el pueblo haya caído por debajo del umbral de la pobreza. El 10% más rico de los venezolanos, sin embargo, había visto crecer sus ingresos en un 83%. Venezuela; una burbuja urbana de especulación frenética y contabilidad dudosa que genera enormes beneficios y un frenético consumismo, y rodeada por infraestructuras en desintegración de un pasado; aproximadamente la mitad del pueblo excluido completamente de la economía; corrupción y amiguismo fuera de control; un enorme trasvase de riqueza del sector público al privado, seguido de un enorme trasvase de deudas privadas a manos públicas.

—No soy un fantasma cualquiera: Soy, El Libertador, que he venido a salvar a nuestra Venezuela del Caos.



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Manuel Taibo


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