No debe extrañarnos las bromas o chistes que se hagan respecto a las próximas elecciones regionales, porque eso forma parte de nuestro folklore moderno, tomando en cuenta la cantidad de elecciones habidas hasta ahora. Es decir, somos un país de muchas elecciones y eso es costumbre ya, por lo que resulta folklórico. Por cierto, según http://es.calameo.com/books/001283858973bce620ed0#, se considera el folklore como la expresión de la cultura de un pueblo: artesanía, bailes, chistes, costumbres, cuentos, (historias orales), leyendas, música, proverbios, supersticiones y demás, común a una población concreta, incluyendo las tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo social.
Que un candidato llegue en burro a un canal de televisión (Globovisión) no tiene nada de malo, precisamente a un programa que es a la una, considerada la hora del burro, por aquello del sueño. Eso no debe ser obstáculo para las aspiraciones del candidato, ni constituir un hecho falto de seriedad sobre todo en el juego político que en el fondo ha perdido su seriedad, pero no precisamente por andar encima de un burro. El burro es un animal serio y de respeto. ¿Quién no sabe que el burro, según Beigbeder(1995) era la montura de los reyes, digno de los héroes y de los dioses? La biblia lo muestra como una cabalgadura noble, real, montada por Cristo, además es capaz de recorrer largos caminos; sin embargo, ahora se le trata de ignorar, se le mira de reojo de forma injusta.
Sobre todo en nuestro país, el burro ha sido un gran medio de transporte en momentos en que la industria automotriz no había introducido sus inventos tecnológicos. Nuestra economía colonial y rural le debe mucho al burro. Por lo tanto, hay que tener cierto tacto para emitir opiniones a la ligera que involucren al pobre burro, porque se sobreentiende que si no es serio que el candidato llegue en burro, quiere decir que el burro también está incluido en la opinión. Creo que tanto el candidato como el burro, recibieron de la misma medicina.
¿Quién no sabe que el burro es un animal cargado de simbolismo, al cual la leyenda le atribuye virtudes humanas? Qué pasaría si el burro en su derecho a réplica se le ocurriera preguntar al periodista: Oye amigo periodista, ¿Qué le he hecho yo para que me subestime? Acaso no se da cuenta que a alguien que le han puesto el remoquete de burro, ha resultado más inteligente de lo que ustedes creían? Por eso es que le aconsejo que cuando no tenga más de que hablar, desvíe su atención hacia otro blanco, para que no se aburra.
