Los resultados de las elecciones regionales del pasado 15 de octubre tienen varias lecturas, que, de manera breve, expongo a continuación.
Previo a estos comicios, el dólar paralelo se fue hacia el alza sin precedentes, generando una hiperinflación inducida que se tradujo en el aumento desproporcionado de alimentos de la cesta básica y bienes en general. Su objetivo, el descontento para propiciar el voto castigo, que se revirtió en contra de la oposición: 18 de 23 gobernaciones obtuvo el chavismo. Esto demuestra que el pueblo está consciente del sabotaje económico dirigido por factores opositores locales e internacionales.
Además de lo anterior, en estas elecciones la participación del 61% pone en evidencia el alto nivel de conciencia democrática de los venezolanos, lo que contradice la matriz de régimen dictatorial. Y el 9% de ventaja a favor del chavismo vislumbra que la revolución bolivariana sigue contando con suficiente apoyo y que la mayoría prefiere que el mandatario nacional finalice su período constitucional; y hasta es previsible que si ahora se convocan unas elecciones presidenciales, gana el chavismo.
A pesar de la victoria por parte del Gobierno nacional, el que la Unidad Democrática haya obtenido las gobernaciones del Táchira, Mérida y Zulia, lo que les da el dominio de la zona fronteriza, obliga la urgente aprobación de leyes por parte de la Asamblea Nacional Constituyente para la protección de la moneda venezolana, vulnerada por la devaluación inducida por operaciones ilícitas como la falsificación de nuestros billetes y el bachaquerismo.
Finalmente, la prioridad es la estabilización económica que vendrá con la derrota de Dólar Today. También la puesta en práctica de medidas que contrarresten la pérdida del poder adquisitivo. El objetivo de esta desestabilización es convencernos de que la "libertad" del neoliberalismo es superior a la igualdad del Estado social.