"Hubo un pueblo en el Perú al que Pizarro puso por nombre HAMBRE, por los cientos de expedicionarios que en ese sitio murieron de inanición, sin que a ninguno se le ocurriese recurrir al espantable procedimiento que siguieron estos hombres de Gutiérrez en Nicaragua".
La piedad y la crueldad no son propias de un tiempo o de un país determinado, ni es válido establecer una relación de causa a efecto entre determinados factores y espantables atrocidades, como fue el caso de los sobrevivientes de los Andes. Y antes de considerarse como expresión de la facticidad humana, debe pensarse más bien a los extremos a que pueden llegar las naturalezas perturbadas ante ciertos estímulos. El canibalismo, a pesar de los dramáticos y escandalosos casos acontecidos en ese período, no fue frecuente, sino horrendamente excepcional. El hambre, aguda, permanente y terebrante fue lo habitual entre los conquistadores.
"El menosprecio a la Ley, el engaño, la corrupción, el estímulo del servilismo y la adulación tienen un efecto funesto en el clima moral del pueblo. Al trazar la política, y en la actividad práctica, predominaron los ánimos conservadores, la inercia, la aspiración a eludir todo lo que no encajaba en los esquemas habituales, predominó la falta de deseo de solucionar los problemas sociales y económicos".
Renovación, una necesidad objetiva: En cierta etapa el país comenzó a perder el ritmo de su avance, empezaron a acumularse dificultades y problemas sin resolver, aparecieron el estancamiento y otros fenómenos ajenos al pueblo. Todo ello deterioró afondo el desarrollo económico. El grado de compresión de los problemas y de las contradicciones vitales, así como de las tendencias sociales, dependen en gran parte el estado y desarrollo de la teoría, del ambiente que existe en el frente teórico.
Lo que aprecia el pueblo no es la rapidez con que crece el salario sino el ritmo a que cambia el campo: la producción, las condiciones del trabajo y el carácter del trabajo mismo. Si el pueblo no tiene ánimos para trabajar, nadie los va a inventar, por más que se trate de animar. El pueblo no se deja engañar fácilmente. El entusiasmo laboral de nuestro pueblo constituye un suelo fértil. Por eso las organizaciones del gobierno no deben perder el tiempo. Hay que impulsar el proceso de transformaciones. La iniciativa, la autonomía, la responsabilidad, al riesgo. Arriésguense, asuman responsabilidades, actúen, cooperen.
Para eso necesitamos democracia y que el pueblo participe de vedad en esta discusión. Por eso afirmamos que las bases del proceso de transformaciones radican en la democratización, lo que supone distintos métodos de trabajo en el seno de los órganos del gobierno, en la economía y en todos los colectivos laborales. El pueblo no quiere robar al Estado, sino ganarlo bien ganado. ¿Acaso no es un anhelo socialista? Absolutamente socialista, por lo cual no debe haber restricciones de ningún género: cuanto el pueblo gana hay que dárselo. No se puede permitir que nadie cobre sin trabajar. Esto es socialismo.
Otro eslabón importante, dentro de la estrategia económica, lo componen las reformas económicas a fondo y la reestructuración del mecanismo económico. El objetivo es evidente: subordinar toda nuestra productividad a las necesidades sociales, hacer que la dirección apunte a aumentar la eficacia y mejorar la calidad.
Sabrá el Sr. del SUNDDE, que un "Pan de Jamón" cuesta Bs. 145.000,oo.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!