Las próximas navidades serán sin huelebraguetas

Serán otras navidades en las que Venezuela no tendrá huelebraguetas, como calificó JM Rodríguez a los cipayos españoles especialistas en lisonjear los miembros de la Corporación de Derecha y Militar del imperio estadounidense pues, por ahora, andan en conversaciones para llegar a un acuerdo decente de paz con la Revolución Bolivariana y quitarse el terrible mote de huelebraguetas con el cual también es conocida cierta oposición.

Por supuesto, como es de esperarse, no todos son lisonjeros ni arrodillados ante el imperio empeñados en ese nefasto manejo de las comisiones ni los dólares sin respaldo, parece ser –a mi no me crean e investiguen- que entre ellos hay gente que se gana su dinero honestamente.

Es bueno que se sepa, que los huelebraguetas no son obreros de la construcción ni jornaleros de fábrica alguna. La mayoría de ellos son ciertos profesionales que se han ganado la vida muy bien, no son precisamente Suma Cum Laude ellos.

Por lo general son hijos bien o de clase media alta, herederos, formados universitariamente, hijos de propietarios de negocios, personas de cierto vivir sin escasez alguna, con probabilidades de entrar en grandes negocios apoyados por padres, compadres o amigos políticos y que nunca pensaron que podían ser desalojados de ese mundo de posibilidades y eso es lo que han estado luchando, aunque de mala manera, porque se creyeron –en su mayoría- príncipes herederos de los bienes nacionales.

El asunto –creo yo- es que los venezolanos tienen fe y esperanza en que el enajenado escenario que el país vivió, alentado por los fajos de billetes sin respaldo desde el exterior, no se vuelva a repetir, porque eso no convence a nadie, deja grandes dudas sobre las intenciones opositoras y molesta a la mayoría ciudadana que no tiene razones para calarse los espíritus maltrechos por la voracidad que los conduce no solo a ensangrentarse ellos mismos sino a desangrar al país, ocasionándole muchísimo daños a los bienes nacionales, que no son de gobernante alguno sino de los propios venezolanos.

Porque hay gente tan estúpida, tarada, enferma, agria, de mal aliento y dañada de la mente que cree que si quema y /o destroza un autobús, impacta al Metro o le pone una bomba a una estación de Hidrocapital o Conatel, están afectando al gobierno de la Revolución Bolivariana, pero no es así, porque esos tarados que reciben órdenes y que cobran del imperio estadounidense están afectando es a la ciudadanía, a la misma a la que le piden el voto, que quieren que voten por la oposición.

En realidad que, si bien no somos consejeros espirituales ni políticos, sino sencillos periodistas, lo más simple que uno le puede aconsejar a esos señores de la oposición, los que están por los lados de la República Dominicana y los que están en Venezuela, es que la única forma de convencer a la ciudadanía de que son mejores, es que presenten un proyecto de gobierno que supere con creces a la Revolución Bolivariana, que vele por las familias, por los niños, por los ancianos, por la educación gratuita de su población, por optimizar a sus pensionados, por lograr que los tratamientos de salud sean mejores que los que tienen hasta ahora, por reducir las grandes ganancias de los capitalistas y porque parte de ellas vaya hacia las personas, por incorpora a todas las personas con discapacidad a la sociedad, por garantizar una adecuada formación universitaria y por conservar todas las riquezas del país para su gente y no para privatizar absolutamente nada.

Estoy convencido de que si pueden mejorar lo que hace la Revolución Bolivariana pueden conquistar el poder, solo que, con mentiras, nadie va pa´l baile.



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Pedro Estacio


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