"Nadie hace bien lo que no sabe.; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte"..
Pedro Estacio
"Si los americanos quieren que la revolución política, que el peso de las cosas ha hecho y que las circunstancias han protegido, les traiga verdaderos bienes, hagan una Revolución Económica , y empiécenla por los campos; de ellos pasará a los talleres y diariamente notarán mejoras que nunca conseguirán empezando por las ciudades".
Son palabras del Sócrates americano, Simón Rodríguez, maestro del Libertador Simón Bolívar, emitidas con una total certeza y que, pese a tan larga distancia en el tiempo, se mantienen con una vigencia única y muy ajustada a la Venezuela actual, que bajo el paraguas de una revolución política está obligada a desarrollar una revolución económica.
La revolución económica debe seguir el camino de la ya emprendida transformación de la conciencia de los venezolanos. Se viene avanzando en la educación, que es la real herramienta transformadora para cualquier nación ya que es ella la que suministra el insumo principal del ser humano para enfrentar a su medio ambiente, es decir, el conocimiento.
Si se carece del conocimiento, si no existe, la vida se convierte en un hueso demasiado duro para cualquier ser humano, de allí que la educación juegue papel primordial en la humanidad. No debemos jamás olvidar lo que decía Rodríguez:
"El hombre no es ignorante porque es pobre, sino al contrario", con lo cual el maestro también habría querido decir que el hombre es pobre a causa de su ignorancia, aunque aquí cabrían otros factores a ser analizados. Pero lo interesante de esa expresión Robinsoniana es que reitera esa gran pasión que tenía por la educación, la enseñanza, el trabajo. Tan así era su punto de vista que es muy conocida su expresión que dice:
"Aún los estúpidos de nacimiento pueden mejorarse por la educación".
Siempre con ese pensar profundo en la educación del ser humano, el maestro del Libertador se paseó por muchas temas de la vida y así escribió que "Para contar con una mayoría de hombres sensatos en la sociedad, es menester ser muy severo con los niños; es menester cultivar su razón, haciéndoles aplicar el raciocinio a los asuntos sociales de su edad".
Esto de la severidad con los pequeños es de un gran valor para cualquier sociedad, pues contribuiría a darle solidez a las naciones. Un país en el que aniden con esplendor el amor, la enseñanza, el respeto, la comprensión y el análisis hacia el mundo de los infantes permitirá no solo valorar el recurso humano futuro, sino que, a su vez, facilitará que se abran esas visiones creativas para beneficio de la sociedad. Los hombres y mujeres siempre transitarán por senderos honestos en la medida en que sean educados con severidad entendiendo esta como la enseñanza de la vida primaria.
Hoy día hay una ligera confusión en muchos padres, quienes piensan que al complacer a sus hijos en todo cuanto ellos soliciten, están desempeñando el rol de padres perfectos y no es precisamente esa la vía para hacer que los hijos crezcan con el sentido abierto de comprensión acerca de lo que es la vida para sí y para otros iguales a él.
Un enfoque interesante en Simón Rodríguez sobre el tema de los niños surge cuando él responde sobre el particular:
¿Forman sociedad los niños?
Muy poco observador debe ser el que haga esta pregunta Digamos solamente que la sociedad tiene sus secciones, como las ciudades sus cuarteles, y que una de estas secciones es la de los niños. Los niños no son máquinas. Cada sección de la sociedad vive casi aislada, observándose a sí misma, y la de los niños las observa todas. Las máquinas no observan. Si los hombres observaran bien la infancia, no se creerían tan superiores a ella en muchos casos".