Ayer fue entrevistado en programa especial dirigido por Vanessa Davis en
Venezolana de Televisión, el historiador Samuel Moncada. Allí se desnuda la
emergencia que vive el país y la necesidad de reiniciar la reconstrucción
económica, social y política, contando con un factor determinante: El
Pueblo. Esta fórmula pareciera hacerse repetitiva en personajes que, como
Moncada, se preocupan por encontrar la raíz de nuestros problemas y que
muestran un sentir que se ha ido expandiendo en aquellos que creemos en este
proceso de cambios. En un foro dictado en Maracay, el Profesor Habalián
exponía algo similar y no menos alejado de lo que expuse en el artículo
“Alerta ante los ataques fascistas”.
El Comandante Chávez se ha pronunciado en diversas oportunidades a favor de
prestarle atención a las exigencias y reclamos del soberano. Hoy, más que
nunca, esto se hace imprescindible. No hay dudas sobre la actuación de
algunos personeros gubernamentales y de su apoyo irrestricto a la revolución
bolivariana. Pero, también encontramos que no todo funciona de acuerdo a la
moral revolucionaria y, acaso, pudieran estar presente otros funcionarios
que jueguen al maquillaje de los objetivos trazados. En este aspecto me
refiero específicamente a la administración pública; cargos importantes,
cargos medios y al siempre eterno funcionario que vegeta en las
instituciones del estado. Yo diría que, en esto comulgo de manera categórica
con lo expresado por Samuel Moncada, hay que culminar la re-nacionalización
de la industria petrolera y excluir a todos aquellos factores que
contribuyeron al sabotaje, sin permitir bajo ningún concepto, el reingreso
de personajes dañinos a la empresa. Esto en primer término.
Ahora, sabemos que hemos podido controlar el eje central y financiero de la
oposición. PDVSA era la trinchera más enconada de los golpistas y la más
peligrosa arma dentro del estado. Sin embargo, por ahí insisten algunos
reductos que, de haber voluntad, deberían ser eliminados. Esta victoria
sobre un enemigo que representaba a un supra-estado, nos abre el camino para
enfilar baterías hacia la administración pública y enfrentar los grandes
vicios que fueron enquistados por los partidos tradicionales y que aún
conspiran contra el advenimiento de un nuevo orden social que beneficie a
las mayorías. La desidia, la corrupción y el retraso de algunos proyectos,
provocado por funcionarios que son dirigidos por los golpistas y esa moral
heredada de la IV República, que ha socavado la paciencia de los
venezolanos, debe ser un punto importantísimo a tratar y a enfrentar en los
próximos meses. La batalla ganada en PDVSA nos da esa oportunidad, contando
con el apoyo de un pueblo que salió a las calles para no regresar hasta
obtener la victoria final.
Por otro lado vemos, yo particularmente con mucho regocijo, la atomización
de la Coordinadora Democrática. Esto era de esperarse, no solo por la
soberbia que les ha proporcionado el poder; más bien por ese divorcio con
las clases populares que se ha convertido en una enfermedad terminal. Sin
embargo, de este proceso de atomización y desmembramiento hay que aprender y
no obviar que es un tema que pudiera mostrar similitudes en una eventual
relación Partidos-ONG’s-Pueblo. He venido repitiendo con preocupación, que
en esta relación hay un eje principal que no puede ser excluido. La
disciplina de un partido político y la actuación de las organizaciones de
clase media, deben girar en torno a las soluciones y requerimientos del
pueblo. Es allí en donde reside la fortaleza de la revolución y es este
factor el que mantiene con vida a quienes motorizan la revolución. Si
pretendemos hacer un cambio de burguesía sustituyendo a aquellos que se
gestaron en cuarenta años de corrupción, estaríamos asistiendo al final de
un proyecto que mantiene viva la esperanza del pueblo venezolano. La clase
media y los partidos políticos, están obligados a conocer de las profundas
diferencias que marcan a nuestro pueblo de necesidades. El pueblo hoy no es
el mismo que acudía a marchas, concentraciones o eventos para acariciar la
retórica de su dirigentes. El pueblo se ha ido organizando y ha entendido
cuan grande es su fuerza. Esto lo ha llevado a expresarse libremente y a
reconocer quienes son los que realmente luchan por su causa. Lo pudimos
palpar en el “Aló Presidente” efectuado en Guayana, cuando protestó la
presencia del Gobernador Antonio Rojas. No podemos ocultar la existencia de
personajes que no son afines al proceso y que han jugado en la cuerda floja
con los intereses de la Patria. Así tenemos a diputados, dirigentes
partidistas, líderes independientes y algunos que conforman organizaciones
no gubernamentales, que solo van tras un puesto y su consecuente comisión.
Llegó la hora de depurar el proceso y entregarle al pueblo lo que ya ha
hecho suyo: el protagonismo. Comandante, tu lo has dicho en varias
oportunidades. Ya no eres Hugo Chávez. Ahora eres el Pueblo. Eres el
vehículo de transformación de las grandes mayorías.
msilvaga@yahoo.com