El examen somero de la sociedad venezolana en los años que anteceden a la Revolución chavista, nos enseña que la principal contradicción que existía en su seno era la de los grandes propietarios, y el conjunto del país, cuya principal masa humana y factor superlativo de la población activa eran los trabajadores de las ciudades y los campesinos del campo. La lucha de clases, la contradicción entre burguesía y pueblo se acentúo aún más en tiempos de revolución, pero aún se tardará para que el pueblo pase a primer plano de la vida nacional. Venezuela es un país muy atrasado industrialmente y, por lo tanto, no puede hablarse aún de una emancipación inmediata y completa del pueblo. Antes de esto, el país tiene pasar por varias etapas previas de desarrollo y quitar de en medio toda una serie de obstáculos. El socialismo brinda la ocasión para acortar en lo posible estas etapas y para barrer rápidamente estos obstáculos,
A diecisiete años de distancia de esa época, aparece muy interesante por ciertas transformaciones de estructuras que al situar a Venezuela en plano del socialismo moderno, agudiza también igualmente sus contradicciones. También por la presencia ya considerable de la acción del pueblo en la política del país. A todo ello vamos a consagrar preferentemente nuestra atención, sin olvidar naturalmente las cuestiones institucionales e ideológicas que adquieren primordial interés. Por todas partes se asiste a un despertar popular, aunque a veces se manifiesta de forma confusa o incoherente. La esperanza se extiende a todo el país, el pueblo está conteste que la Revolución chavista mejorará sus condiciones de vida.
Ellos, los representantes de la teoría del Estado constitucional de partidos, característico del régimen liberal burgués. Esta teoría sostiene esencialmente que los partidos (de un lado y otro) representan el criterio de un grupo o sector del país y que, del libre juego de colaboración y oposición entre ellos, ha de surgir la gobernación perfecta del Estado. Pero estos partidos anteponen el llamado interés nacional a otro que se llama interés personal y de partido (lado y de otro). Ese criterio responde a una época en que la acción de los partidos que podríamos llamar clásicos limitaban su acción al antiguo Congreso y los consejos electorales. La realidad política no tardó en hacer caducar esas doctrinas. Las costumbres de los burócratas, sobre todo el tan conocido Cuanto hay "pa’eso", el pónganme donde "haiga".
Me temo que pase algún tiempo antes de que se les pueda convencer para que acepten esta doctrina fundamental de toda ética realmente elevada. La esencia de la "gente bien" es racista, es que odian al pobre.
Sr. Presidente:
Necesito estos medicamentos, y no lo encuentro por ninguna parte en Venezuela.
Los tengo que importa por una "Empresa colombiana".
La cantidad de estos medicamentos (para tres meses), me cuestan $. 1735,oo.
Madopar.
Atenolol.
Clopidogrel.
Euthyrox.
Atorvastatina.
Loratadina
Hidroclorotiazida.
El Ministro de la SALUD, nos informa por televisión, que hay todos los medicamentos necesarios para todos los enfermos del pueblo. ¿Dónde están estos medicamentos? Este ministro incapaz, malandro; seguro, que tiene varios millardos de dólares ($) de un banco extranjero.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!