La migración no es la simple necesidad de marcharse a otros países, la determinan otras cosas también.
Es mucho lo que se habla de las personas que se van a correr suerte a otras naciones y, por lo general, no todos son iguales y las reacciones en los naciones receptoras tampoco lo son, pero la idea de este artículo para nada tiene que ver con esa temática, más bien tiene que ver con algo más de los propios países y algunos de sus aliados.
Recuerdos de niño se hacen presentes en algunos momentos de reflexión y uno de ellos tiene que ver con un ciudadano yugoeslavo o de nacionalidad italiana que vino al país luego de la II Guerra Mundial. Vino a Venezuela en busca de una mejor oportunidad para su vida y en los primeros tiempos comenzó a trabajar en la industria de la construcción. Lo que recuerdo de este señor, era que comía un pan redondo tipo italiano que mojaba en aceite de oliva y agua.
Lo anterior revela la situación económica que tuvo aquel ciudadano, pero lo mejor para él fue que comenzó a echar raíces y a progresar en una región nueva para él. Esta fue una realidad –como dicen por ahí- made in Venezuela.
Pero lo que están viviendo algunos latinoamericanos en el mundo obedece a varias causas y una de ellas, la principal, tiene que ver con la incapacidad de algunos gobernantes para generar el desarrollo, el cual tiene que ver con el sometimiento de sus naciones a requisitos, si pueden ser llamados de esa manera, a cambio de grandes sumas de dinero o infinitas posibilidades para el enriquecimiento ilegal o a una falta de visión para iniciar una transformación sin tener que hacerlo bajo patrones externos que le indiquen como conducirse o qué hacer.
Ese tipo de cosas sucede en naciones como Perú, Colombia, Chile, Argentina, México y otras, en las que sus presuntos gobernantes suelen ceder a las presiones de gobiernos y transnacionales, privatizan las empresas de carácter nacional, los ríos, el suministro de agua, electricidad, sus empresas de aviación y todo lo que pueda generar dinero a gobiernos que presuntamente van a realizar grandes desarrollos para beneficios de la ciudadanía, pero que al final nunca verán. Por supuesto, parte de esos ingresos van a bolsillos de políticos gobernantes corruptos.
Y hay casos en los que hasta los monumentos históricos y hasta algunas islas son vendidas, caen bajo la privatización.
Eso es lo que, en cierto modo, ha facilitado generar esa migración que acontece en una buena parte de las naciones latinoamericanas, cuyos ciudadanos, si no han tenido las posibilidades de formarse, por supuesto en sus naciones, afuera en el exterior no las van a tener todas consigo.
¡No es fácil!
Otros factores contribuyen a distorsionar la esencia de esta realidad y tratan de exponer, por un lado, bajo el esquema de un hecho político la oposición a los gobiernos, su caracterización como modelos que niegan la vida cuando en esencia los gobiernos se inclinan por el bienestar de su población. En otros, la negación de modelos a petición de naciones desarrolladas que manejan criterios exclusivamente económicos que no se ajusten a sus necesidades y que en ocasiones derivan en intervenciones militares que afectan a los países, ocasionando fracturas sociales y económicas altamente costosas en su superación.
En la actualidad, las migraciones de personas de una nación a otra vienen siendo determinadas por una gigantesca corriente de corrupción a nivel mundial que se expresa con diversas caras.
Lo que ocurre en Grecia, por ejemplo, es la cara de una gigantesca manipulación financiera que ha empobrecido a una nación y la lleva a vender hasta su patrimonio histórico.
Los casos mexicano y colombiano son torceduras que llevan a esas naciones a no producir lo que siempre han producido para beneficio de grandes corporaciones transnacionales, que son las que le venden lo que antes producían. Este modelo de acuerdos económicos empobrece las naciones y hace difícil su recuperación.
Otras acciones muy vinculantes, que también participan en el hecho migratorio son aquellas destinadas a generar distorsiones a lo interno en los países para provocar la sustitución de los gobiernos por otros afectos a modelos altamente distantes de la solidaridad humana como es el modelo capitalista, cuyo fin es generar ganancias a sus promotores a como dé lugar y si hay muchas víctimas no importa.
Sin entrar en mayores detalles –porque hay más-, podemos decir que, en el fenómeno de la migración hay otros intereses corporativos de por medio, como pueden ser apreciados en los por qué de la guerra de Vietnam, la destrucción de Yugoeslavia, la invasión y guerra en Irak, la destrucción de Libia, la sostenida guerra en Afganistán, la invasión de Grenada, el bombardeo a Panamá, el bloqueo a Cuba, el bloqueo a Venezuela con intenciones de intervenir y pare de contar.