Es la "motta" que se rebasó el vaso

Seré corto con esto. En el Sur del Lago de Maracaibo, como cualquier rincón de nuestra apreciada patria, la situación de dificultad que sufre el pueblo va creciendo directamente proporcional con el aumento de precios y la disponibilidad de adquirir sus alimentos o subsanar sus más sentidas necesidades. En esta zona se encuentran ubicadas las "ciudades gemelas" de San Carlos y Santa Bárbara, pertenecientes al municipio Colón del estado Zulia, donde se genera el 60% del plátano, el 18% de carne y lácteos del país, además de piscicultura y es cuna endémica del mejor cacao del mundo; el cacao porcelana. Todas estas bondades están diseminadas en una tierra fértil explayada en una planicie aluvial formada por los ríos de la serranía andina durante millones de años y con un potencial ecoturístico, alumbrado por el icónico Rayo del Catatumbo y que tiene frontera con Colombia. En esta franja de tierra Surlaguense, la humedad relativa supera en gran parte del año el 80% y con una temperatura media que está por encima de los 32° centígrados, combinación esta que crea un verdadero invernadero que en algunos casos parece un sauna. Son condiciones agrestes aun para el natural de aquí. Y como sucede en otras partes del país, la gente se ha puesto ha caminar para prescindir pagar los altos precios del transporte o porque su vehículo no está operativo y en estas ciudades no hay soluciones masivas para el traslado de las personas. Además, los trabajadores comen en su sitio de trabajo para evitar el sol "aplastante encaramado" en su cenit, si se atreven a caminar al mediodía para sus hogares.

Resulta, que estamos sometidos a un racionamiento eléctrico por parte de la empresa CORPOELEC, un racionamiento sin preaviso y si por casualidad lo publican, nunca coinciden en el horario, en el tiempo (siempre es mayor al estipulado) o en el "circuito eléctrico" que va ha afectar. Y lo peor de todos es que estos nefastos y miserables "cortes de luz" lo hacen al iniciar la noche, cuando la gente espera con ansias la caída del sol, para llevar sus famélicas ganas de descansar a su casa y abrazar a los suyos que no ha visto en todo el día. Y a esa hora, al empezar la noche se les ocurre quitar la luz, en el único momento que tiene la gente para su tregua de ese diario y desgastante combate contra la crisis. En el único momento que tiene para descansar sus adoloridas piernas, porque tiene que elegir entre el pasaje o la comida, ya que el valor del pasaje se traga lo dispuesto para la comida. Pasaje o comida, comida o pasaje, es la disyuntiva. Y la comida es la elección, aunque les duela las piernas de tanto caminar, aunque el zapato lleve un cartón por dentro para evitar el abrasador calor de la acera y el asfalto que la delgada y gastada suela no puede proteger. La gente llega literalmente arrastrándose a su casa, no solo sus extremidades, sino sus ganas y esperanzas. Esta oscuridad no solo golpea el coraje de la gente sino que los expone a la jauría delincuencial que sale en la noche "ha trabajar", su horario y condiciones favoritas. Ellos no descansan a esas horas.

Ministro Motta Domínguez, apreciado soldado, apreciado compatriota, le solicitamos de manera respetuosa pero firme que modifique esta situación. Que los horarios de luz sean transferidos a horas en que las familias no sientan ese peso de sacrificio desmedido (por ejemplo de 4 a.m a 6 a.m, de 6 a.m a 8 a.m o de 4p.m a 6 p.m) y que el pueblo este bien informado de la situación, de la problemática, de sus tangibles soluciones y que haya soluciones. Ya basta de de devastar los ánimos de la gente aun mas, no es justo y es muy pernicioso. La luz es para alumbrar la oscuridad, la moral para mantenernos firmes, pero las dos juntas.

Ingeniero Carlos J. Contreras C

cajucont@gmail.com



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Carlos Contreras


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