Este mensaje va dirigido a todos los sectores de la población que se oponen al actual gobierno nacional, incluyendo a los que desde siempre han adversado al chavismo como a quienes hemos formado parte del mismo. El sentido del mensaje es el de perfilar estrategias comunes de acción para superar tan pronto como se pueda la terrible pesadilla que estamos sufriendo los venezolanos. Dentro de la estrategia hay tres elementos centrales: la verdadera unión de los distintos grupos opositores, la moderación del lenguaje y algo bien importante: la convocatoria inmediata a una nueva Asamblea Nacional Constituyente.
Antes que nada debo presentar disculpas por el uso del término "escuálido." Aunque nunca le he dicho a nadie de manera frontal así, soy de los tantos que utilizábamos ese término para referirnos a aquellas personas que considerábamos fanáticos antichavistas. Ese término represento sin duda alguna un interesante ardid mediático producto del ingenio de Chávez y que caló bien hondo en la cultura política del venezolano. Sin embargo, hoy por hoy tenemos que pensar en criterios de unidad de los venezolanos y eso mismo comienza por tener los mayores niveles de respeto, empatía y sindéresis.
El tema que los venezolanos debemos plantearnos es el de cómo superar la terrible crisis que estamos viviendo. Creo que todos debemos darnos cuenta de que nuestra situación no será superada mientras el madurismo esté en el control del ejecutivo nacional. Nótese que no con esto estoy afirmando que un cambio de este control implique que las cosas comenzarán a mejorar. Es decir, ese cambio es una condición necesaria aunque no suficiente. Hace falta para alcanzar ciertos estándares de estabilidad económica, política y social que se concrete un acuerdo nacional que tenga verdadero sustento en el ejercicio del poder popular. Sin embargo, ese es un asunto que pienso dejar para otros artículos. Por lo pronto, tenemos una paciente llamada Venezuela que tiene un terrible cuadro infeccioso con síntomas febriles.
Siempre fui muy crítico de aquellos que planteaban salir de Chávez (hoy por hoy de Maduro), sin tener un proyecto social concreto. Si bien es cierto que ese proyecto social no existe o al menos no se ha divulgado, no es menos cierto que necesitamos con urgencia superar el cuadro febril que nos está acabando como sociedad y que está bien caracterizado por el madurismo y su ejercicio de gobierno. De modo que eso representa un objetivo de atención urgente para todos los que nos oponemos.
Tenemos que tener muy claro que mientras los maduristas sigan en el control del Estado las cosas seguirán empeorando. La situación económica seguirá con la perversa tendencia de acabar con la economía de los asalariados y de fortalecer todas las formas parasitarias de la economía que están dentro y fuera del gobierno; dentro y fuera del país. El drama social seguirá su rumbo de depauperación con una población incapaz de atender las necesidades básicas y con crecientes niveles de una criminalidad que surge de la impotencia, desesperanza y desesperación. Las instituciones seguirán en franco deterioro: las universidades sin profesores y sin estudiantes; el matraqueo constante, los servicios públicos deteriorados. Peor aún, la moral colectiva hundida en el estiércol de una corrupción estimulada desde arriba y alimentada por la necesidad, por el rebusque.
En ese cuadro, el principal elemento estratégico es el de la unión de los opositores. La oposición al actual gobierno nacional tiene distintos sectores que van desde los grupos políticos que han adversado al chavismo desde antes de que Chávez asumiera la presidencia hasta los que alguna vez hemos apoyado el proceso político. Dentro de estos últimos, hay quienes sostienen que son los verdaderos chavistas y hay quienes nos apartamos del chavismo aunque mantenemos nuestra orientación revolucionaria. En este marco de variabilidad ideológica es claro que tenemos sólo dos puntos de coincidencia: la convicción de que tenemos que luchar por superar esta catástrofe social y la convicción de que para ello hay que salir de este gobierno.
Si queremos fortalecer esta unión, es preciso mantener el lenguaje más conciliador posible dentro de la alianza opositora. Nada de descalificativos y nada de echarnos culpas mutuamente. Tenemos que pensar que nosotros somos el pueblo que se puede equivocar una y mil veces, pero que no tiene otro norte que la máxima felicidad del pueblo mismo. De qué nos sirve ponerse a reclamarle al compatriota el apoyo (o el rechazo) que en algún momento le diera a Chávez o a Maduro, a Acción Democrática o Copei; al paro petrolero, las guarimbas o a los distintos golpes de Estado. Como diría esa canción de Willie Colón: "… el único gesto es creer o no; algunas veces hasta creer llorando" o dicho de otro modo, "todos tenemos nuestro corazoncito" y como pueblo no tenemos nada de qué arrepentirnos. Ofrezco disculpas de nuevo por el término ofensivo que coloqué en el título y me comprometo a no usarlo más.
Hay otro elemento de esa estrategia que quiero adelantar en este artículo. No basta con derrotar al candidato del madurismo en las próximas elecciones presidenciales, es necesario quitarles el control del Estado y en ese sentido es necesario asumir un plan en relación con la ANC. Esta ANC, a la cual prefiero denominar JDP (Junta Dictatorial Pseudoconstituyente) ha violado la CRBV al adjudicarse la soberanía popular (intransferible posesión del pueblo) y asumir ilegítimos supra-poderes.
Tiene toda la razón Jesús Silva (https://www.aporrea.org/actualidad/a258647.html) cuando afirma que "Si un opositor es elegido presidente, será controlado por la constituyente" y no sólo se tendrá que subordinar a la "suprapoderosa" sino que tendrá recurrentes decisiones revertidas. De modo que algo tenemos que hacer al respecto y se me ocurre lo siguiente.
Propongo que como pueblo convoquemos a una nueva Asamblea Nacional Constituyente tal como lo establece el Artículo 348 de nuestra constitución: "La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla … o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil y Electoral." Dicha iniciativa será objeto de boicot por parte de quienes ostentan el poder estatal. Sin embargo, esto puede generar un impulso político necesario para ir consolidando el movimiento social necesario. Por otro lado, otros argumentarán que no vale la pena montarse en esta iniciativa dado que ya hay una mesa de diálogo que puede apuntar a algo semejante. Sin embargo, el pueblo venezolano no sabe que es lo que se está negociando y no se siente representado por los actores en dicha discusión. Por lo tanto, pienso que nada hay que esperar y debemos apoyar iniciativas como ésta.
De manera más detallada propongo que los distintos sectores preocupados por la situación nacional nos ocupemos de:
- Hacer las gestiones preliminares para recoger el 15% de firmas que establece la CRBV.
- Programar y ejecutar la recolección de firmas.
- Indicar con la recolección de firmas que lo que se propone es convocar una Asamblea Nacional Constituyente que tendrá como misión única la de proponer al país modificaciones al texto constitucional en un lapso de seis meses desde su instalación.
- Precisar en ese documento que se realizará una convocatoria a un referendo para que el pueblo indique si está de acuerdo con hacer la respectiva convocatoria a ANC. En este referendo se puede consultar si se está de acuerdo con suspender de inmediato el funcionamiento de la actual ANC. Esto representaría un acto de verdadera soberanía.
- Las bases comiciales se establecerían de modo que el voto de cada venezolano tenga el mismo peso, sin ninguna forma de discriminación para elegir los miembros de la nueva ANC.
Estoy absolutamente convencido de que si se llegara a concertar esta iniciativa, tras superar los sabotajes que intenten, lograremos una participación masiva y el inicio de cambo de rumbo.
Con todo respeto y compromiso revolucionario,
