Hay escribidores de odio y rabia

Los cacris venezolanos de la guerra parecieran andar sueltos en el país, mientras dan la impresión de que cada uno de sus hígados revienta acompañado de un himno de barbarie, porque sus conductas de escribidores a granel solo revelan odio y rabia.

Afortunadamente un buen grupo de venezolanos que nos graduamos en la casa que vencía las sombras –con verbo en pasado y en minúsculas ganadas-, nos enseñaron cómo entender unas cuantas cosas y de qué modo aprender a interpretarlas, decirlas y escribirlas.

Siempre voy a apelar a los profesores que tuvimos, porque de modo permanente hubo calidad en ellos, decencia, ética periodística y mucha fuerza, tanta como para seguir pensando con coherencia los años venideros.

No me puedo quejarme de sus personalidades, modos de ser, relaciones y actividades diversas, simplemente porque ellos dejaron en nosotros (éramos más de cien estudiantes) una ética invaluable y hasta ahora –al menos en los que conozco y me acuerdo- nada rayable, si se quiere impenetrable aún con diversas formas de pensar.

¡Eso era lo que antes siempre vibró en la Universidad Central de Venezuela, UCV!

Los párrafos anteriores no son justificación de nada, lo único que hacen es permitir una comparación que fácilmente puede ser comprobada entre lo que algunos malos escribidores de ahora hacen y lo que siempre hicieron los maestros y periodistas.

Cuando citamos a los cacris, que no es otra cosa que callejeros criollos, no es que intentemos insultar a nadie, simplemente es un referirnos a una especie humana que no tiene el menor desparpajo en decir cosas que tienen como principal fuente informativa el hígado con sus secreciones biliares, aderezado con muchas toxinas, que en criollo significaría cosas dichas con bronca.

Y la manera de comprobarlo sería colocando una hoja llena de bilis en el lado derecho y un par de hojas con un ensayo o un libro con el desarrollo de un buen tema de los que si aprendieron a escribir y a saber decir las cosas en buen lenguaje. Siempre trato este tema porque a veces el leer, que siempre debe ser una agradable aventura por el conocimiento lo vemos convertido en un mal decir de asuntos, con expresiones muy vivas de broncas, mentiras, diretes y rumores que dejan mucho que desear. Yo invito a los jóvenes a que se entusiasmen por la lectura y la investigación para que puedan comparar lo bien y lo mal escrito de algo.

Y me refiero a los cacris como también al perraje, que separé de la definición que hace el diccionario de la real academia de la lengua española, que se refiere a este último como gente de condición humilde. Para mí esa definición es obsoleta. Como lo escribí antes, lo defino de modo distinto y lo divido en dos:

Perraje: individuo (a) de mente ilógica y conducta extraviada

Perraje: Individuo (a) antisocial, descuidado, desaseado, indiferente

En todo caso, pudiera haber una nueva definición de escribidor, que se nutre de una fuente diferente. Creo que es un ejercicio interesante ir hurgando en cosas del lenguaje, aunque algunas líneas a veces dan pena.



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Pedro Estacio


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