La encrespada ola política en Venezuela está en su máxima altura, casi para desatar un tsunami social. Esa es la situación objetiva de la sociedad, bastaría comprobar si en la subjetividad de la población subyace la indignación para insurgir contra el orden establecido actualmente.
La irrefrenable inflación conduce inevitablemente hacia un salario cero. Ya los venezolanos no pueden cubrir, con su ingreso mensual, las necesidades de alimentación familiar correspondiente a un solo día. El hambre cubre un amplio espectro de la sociedad venezolana, sin contar las otras calamidades que afectan a la familia por falta de medicinas, seguridad, la infuncionalidad de los servicios públicos por causa de una economía catastrófica que ha llevado al país a la parálisis productiva, y a la sistemática frustración y desesperanza del pueblo. Un pueblo que resiste estoicamente los embates del desastre gubernamental, y por si fuera poco, las sanciones económicas impuestas a Venezuela formalmente desde el último semestre del año 2017, que profundizan más la situación.
Atribuir a la guerra económica la fatídica realidad de empobrecimiento generalizado de los venezolanos es negar el insoslayable estancamiento de la producción industrial y agrícola, es dejar de reconocer que las políticas económicas ensayadas por el gobierno han sido desacertadas e irresponsables.
El lanzamiento de la cripto moneda "petro" por el gobierno de Nicolás Maduro, respaldada por petróleo, oro, gas, diamantes y otros minerales, se ejecuta en medio de la debacle del poder adquisitivo que además está acompañado de la ausencia de dinero efectivo que dificulta las compras diarias y sencillas del ciudadano común, afectando a los emprendedores y pequeños comerciantes. Esta situación está obligando a cerrar las puertas a innumerables puestos de venta de bienes y servicios. La falta de dinero genera gran malestar en la población, incentiva la especulación en los precios de los productos, que ahora se definen en términos de un punto de venta o de efectivo. Ahora el gran negocio es obtener efectivo, una posibilidad que ni los bancos pueden garantizar en nuestro país.
Es evidente que ahora el rentismo petrolero adquiere otra faceta o modalidad: reproducir dinero en el campo de la cibernética, Venezuela obtuvo 735 millones de dólares en tan solo veinte días del lanzamiento de la criptomoneda, quinientos noventa y seis millones de Euros. Se repite la historia, se amplían las vías por donde crecen las condiciones para importar bienes de consumo y esto repotencia la denominada agricultura de puertos. En un primer momento se puede deducir que la nueva moneda virtual, denominada "petro", aparentemente no va a solucionar el problema de los altos precios, ya inalcanzables.
Algunos economistas reconocidos auguran que las sanciones a Venezuela no podrán tener efecto si esta nueva moneda se posiciona en el mercado internacional y desplaza al dólar. Entonces se hace necesario rectificar el modelo económico desarrollado en el país durante los últimos veinte años y emprender una verdadera batalla para recuperarlo de la dependencia alimentaria y el atraso.
NOTA: El llamado a elecciones presidenciales adelantadas por la ANC para el 22 de abril de 2018, luce como una imposición. Rompe el esquema y espíritu del diálogo entre las partes enfrentadas. Además se evidencia ventajismo y desconocimiento de la división de poderes cuando el Presidente ordena elecciones generales para sustituir a los diputados de la Asamblea Nacional. Para ello están obligados a disolver esa institución o poder legislativo. Una acción que se corresponde con el Golpe de Estado del 11 de Abril del año 2002.
Sin duda alguna, que en ese evento electoral, los candidatos que se atrevan a participar como contrincantes al todopoderoso gobierno tendrán un corto camino. ¿A dónde van a ir con esa pata hinchá?. Ya todo está anunciado, que siga el entierro.