1095 días, 156 semanas, 36 meses, 3 años es el tiempo, contabilizado en distintas unidades, que han transcurrido desde la desaparición forzada de un hombre que antes de que la corrupción de PDVSA fuera un supuesto "tema de estado" se atrevió a denunciar que en Mérida una mafia, que incluía a funcionarios de dicha empresa, traficaba gasolina a Colombia.
Para entonces a nadie se le ocurría mencionar ningún tipo de hechos como el que denunció este hombre, sencillamente porque nadie estaba dispuesto a correr los riesgos que ello implicaba, pero este hombre no dudó en cumplir con el deber revolucionario de denunciar la corrupción en PDVSA.
Para esos años Luisa Marvelia, que era la Fiscal General de la República, no se había convertido en lo que es hoy en día, aunque ya muchos sabíamos que había dejado de cumplir cabalmente las funciones de velar por los derechos humanos de los ciudadanos.
Quien entonces era Defensor del Pueblo y ahora es Fiscal General, Tareck Williams Saab, fue indiferente ante las reiteradas denuncias de familiares, amigos y camaradas sobre la desaparición forzada del hombre que se atrevió a denunciar la corrupción en PDVSA en la apacible Mérida, cuando la "intervención gringa en Venezuela" parecía aún paranoia del chavismo y estrategia para intimidar a opositores y a la masa de nini que aumentó considerablemente después de la partida física de Hugo Chávez.
Ya han pasado algunos meses desde que el actual Fiscal General, designado por la ANC, habló de reabrir el caso de la desaparición forzada de Alcedo Mora, lo que no ha pasado es que se observen acciones del Estado en función de investigar a fondo que ocurrió con este venezolano que habló de la corrupción en la estatal petrolera y denunció hechos irregulares por los que ahora se ha judicializado a muchos funcionarios, entre ellos a ministros y altos gerentes.
Lo que no debe pasar es que los familiares, amigos y camaradas de Alcedo Mora abandonemos el camino de la denuncia de su desaparición forzada y dejemos de exigir al Estado y a sus representantes, el cumplimiento de sus responsabilidades en el caso.
Deberíamos insistir además en que los defensores de derechos humanos, desestimando por supuesto entre ellos a los agentes de la derecha que apuestan a la intervención de Venezuela, se ocupen del caso de Alcedo Mora.
La desaparición de Alcedo coincidió con la de dos hermanos que permanecían refugiados en territorio venezolano, dado sus vínculos con Alcedo es altamente probable que guarde estrecha relación.
Que el tiempo trascurrido no permita que la "lucha anticorrupción" que le costó la vida a Alcedo Mora, sepulte su memoria, que estos tres años que hacen desde que a "Batería" lo desparecieron para que dejara de "hablar pistoladas" no permitan que echemos al olvido este terrible caso de violación de Derechos Humanos a un hombre que apenas se atrevió a denunciar lo que muchos sabían pero guardaban un silencio cómplice.