He aprendido que no todo es tan malo

  • He aprendido que caminar es bueno para la salud, ya que ha desaparecido la barriga y mis desgastadas rodillas me duelen menos, porque hay menos peso para desplazar y lo mejor, sin pagar ni un bolívar por utilizar un costoso gimnasio. No todo es tan malo cuando tenemos el vehículo averiado debido a la falta de repuestos, el aceite del motor por las nubes y la poquísima ingesta de grasas y proteínas de origen animal o vegetal, en nuestra dieta.
  • He aprendido que tener barba me da un aire intelectual, además me abriga del frío y me protege el rostro de los dañino rayos ultravioleta, ya que mi vello facial es blanco y refractario. No todo es tan malo cuando no te puedes afeitar por no poder comprar una escasa y carísima afeitadora.
  • He aprendido que unos pantalones rotos o parchados, no son mal visto porque están de moda. Que al ponerme las camisas que heredé de mi viejo con una buena franela por debajo me veo bien porque ya no tengo barriga y que el zapatero remendón que iba los fines de semana casa por casa, buscando zapatos para arreglar y arreglarse su vida, ahora hay que llevarle los calzados a su tienda de zapatería. No todo es tan malo cuando no se puede comprar ropa, porque el bolsillo se nos estrechó, cuando se ampliaron nuestras carestías y prioridades.
  • He aprendido que cuando se nos van los muchachos del país es su oportunidad de viajar, de conocer otras culturas, otros idiomas y que ellos sean los que lleven nuestro quehacer y gentilicio a otras tierras. No todo es tan malo cuando las oportunidades formales y reales de trabajar de nuestros hijos en la tierra que los crió e instruyó, se tropiezan con la realidad de que bachaquear es el mejor modo de vida y no el de ejercer sus conocimientos en la patria madre, con dignidad y al lado de su familia.
  • He aprendido que el jardín de mi casa y el de los vecinos es una farmacia y las hierbas son los medicamentos: que el jengibre es antiinflamatorio, además sirve para la tos y para los cólicos; que el ajo es inmunológico, que la menta sirve para el asma, que el diente de león es bueno para el hígado y que si hacemos un menjunje de todas ellas, podemos combatir el cáncer que sufre mi madre y mi hermana menor. No todo es tan malo cuando no se pueden conseguir las quimioterapias, los medicamentos contra la diabetes y el control de la tensión o una ampicilina para combatir una infección inicial y que esta no se convierta en septicemia o las vitaminas suplementarias, que se deben ingerir porque la nutrición alimenticia tiene un desbalance, por el desbalance de no tener "un balance alimenticio".
  • He aprendido mucho mas de mi amor hacia los animales, ya el pollo, el cerdo y hasta un novillo los veo como lo que son; animalitos hermosos que necesitan vivir y no estar en el plato de mi almuerzo. No todo es tan malo, cuando al no poder comprar un pollo se que no estoy colaborando con engordar a un "maldito cerdo especulador" (disculpen los porcinos) al que las abundantes leyes de la república lo amparan, porque no aplican en él.
  • He aprendido que si se van los docentes, los médicos, los ingenieros, los técnicos y se quedan los políticos… ya va, la verdad que en esta última, la realidad supera mi ironía y creo que hasta aquí llegó mi sarcasmo y ni puta idea se que decir.

En verdad, las circunstancias están superando cualquier suposición imaginaria; gente valiosa y momentos buenos, se nos han ido, aun sin salir de aquí. Pero, lo mas arrecho de todo esto son las repuestas que nos dan como alternativa a todos los venezolanos, los que componen la diatriba política nacional para que "seamos felices". Una de ellas es prolongar, en un eufemismo convertido en slogan, de que somos un pueblo digno, revolucionario, con un legado convertido de manera impúdica y conveniente, en mera simbología y que con ello vamos a resistir cualquier invasión, pero sin decirnos de que manera superaremos estos aciagos días que sufrimos hoy y que se prolongan de manera interminable y nos asfixian mas y mas, hasta extenuarnos. La otra alternativa, es que nos asedien y nos masacren en nombre de un "mundo libre y humanitario" que nos ofrecen los invasores y que en un conjuro de sangre y fuego se limpié toda señal de la historia reciente sin importar los frecuentes "daños colaterales" en victimas inocentes, desatándose el revanchismo y los odios reprimidos a niveles insospechables, con un retorno a aquel oscurantismo donde una cuarta parte de privilegiados venezolanos con ceguera selectiva "desconocían" la miserable vida de la gran mayoría. ¿Qué es lo mejor, el sartén o el fuego? ¿Se quiere proteger a un pueblo o se esta protegiendo a los que dominan o quieren dominar aun pueblo?

Creo que aunque no termino de aprender de toda esta vivencia y que a pesar de que la vaina no está buena (otra forma de decir de que está mala) en nuestra amada Venezuela, aun queda en el ánimo de la gente la recóndita llama de la esperanza, de que los que nos quedamos la levantaremos, de que vamos ha esperar que regresen los que se fueron porque hacen falta y los queremos aquí, de que somos mas los que ansiamos una tierra donde participemos todos a pesar de nuestras diferencias y que lo único que sea desterrado sea la ineficiencia, la corrupción, el revanchismo y el odio. Este colofón me quedó medio cursi para mi particular forma de escribir, pero coño… ojalá sea así.



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Carlos Contreras


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