La oposición en Venezuela en lugar de haber aprovechado las mejores oportunidades para convertirse en una alternativa, ha logrado convertirse en el movimiento político más torpe e incapaz. Están en una competencia de quién es peor, si Pedro Pablo Kuczynski, de Perú como el más fracasado de la historia de su país o McDonald Trump como el peor presidente de los Estados Unidos desde 1945.
Pero la oposición es más sortaria que estos dos cadáveres que pasarán a la historia. Se encontraron con un gobierno "chavista" que lo único que le falta es bajarse los pantalones y enseñar el trasero. Se han convertido en un programa radial de complacencias y el hazme reír de quienes utilizan parte del pueblo de Venezuela como rehén para sus peores acciones.
Por una parte la locura de una oposición acorralada por su propia torpeza y falta de liderazgo que no ha podido enfrentar en buena lid al chavismo sino que desde 2002 están cantando fraude siendo que, son ellos los que han cometido fraudes comprobados. Han perdido todo tipo de elecciones y lo peor, han perdido el juicio.
La impotencia ha hecho que el cucarachero cerebral repita una mil veces que les roban las elecciones. Los ha llevado a la descapitalización moral y ética. La desvergüenza y el lloriqueo los ha sumido en su peor barranco hasta el punto de que ya ni siquiera su poquito de gente cree en ellos. Todo por haberse convertido no en un partido político sino en una bodega donde cada amo de un puñito de gente quiere ser el "el comandante en jefe".
La última locura fue el haberse arrellanado en un asiento en República Dominicana en un diálogo que a la vista se sabía de su hipocresía y cinismo y la locura de haber nombrado a Julio Borges como el representante en tan importante evento. Ya venían desde hacía mucho tiempo pidiendo que se les complaciera en todo y han sido complacidos.
La locura de pedir adelanto de elecciones y garantías para que ellos participar. Que el gobierno conjuntamente con el CNE les robaba las elecciones. Los únicos pendejos que ponen testigos en todas las mesas electorales para que duerman son ellos. Allí cuentan voto por voto. Allí nadie ha dicho "marqué un candidato y me salió otro". Allí les entregan copia de las actas igualitas a las que entregan al chavismo, pero los opositores son sonámbulos, todo lo hacen dormidos.
¡Fraude, fraude! ¡Nos dormimos, nos dormimos! Es lo que se oye unas horas después. Y no conforme con eso después de tanto gritar "elecciones ya" adelantan la vaina y se desata la locura. "Es una farsa" fue lo que dijeron. Entonces, qué vaina es. Querían o no elecciones. Piden la suspensión, son complacidos y se retiran, no es que no inscriben candidato, sino que la guerra a diente pelao no los deja ponerse de acuerdo.
Por otro lado se aferraron en que querían observadores electorales de todo el mundo, pero salió Julio Borges y Luis Florido de organización en organización a pedirles que no manden, a lo mejor porque también se pueden dormir. "Qué venga Carter", gritaban. Ganó Chávez, "Carter es un vendío", también se durmió.
El caso está en que todo el que meta el ojo en el proceso electoral en defensa de la oposición sufre de "un estado de inconsciencia semejante al sueño que se logra por sugestión y que se caracteriza por la sumisión de la voluntad de la persona a las órdenes de quien se lo ha provocado". Locuras por un lado y complacencias pendejas por el otro.