Estos chavistas sí que son sortarios y lo demás son cuentos de camino. Por un lado están los que han acabado con el legado del comandante Chávez; unos ex adecos oportunistas y aprovechadores de oficio enganchados que han acabado y perdido gobernaciones, pierden parlamentarias, destruido la obra de gobiernos chavistas anteriores; y ahí están enquistados en la cúpula “revolucionaria” disfrutando de los premios por los fracasos a costillas de Hugo Chávez, que a la final fue utilizado para beneficio propio y no para beneficiar a un pueblo noble y leal a su comandante.
Por otro lado donde los conocen por la incapacidad y penosa obra de gobierno, no los quieren ni para un remedio, al contrario, piden a Dios que no vuelvan más nunca porque han logrado el hundimiento del chavismo que tanto le costó a Chávez y a chavistas de verdad, victorias en estados eternamente adecos y que han vuelto a manos de quienes no merecen estar por el pasado mucho más penoso que el de ex adecos disfrazados de chavistas.
Pero esa suerte no ha sido por golpe sino por la lealtad de quienes han confiado y siguen confiando equivocadamente o no, en los ideales y proyectos políticos y sociales del comandante Chávez, y por un “reparo” de quienes no han podido ser verdaderos opositores por falta de organización, proyecto político y liderazgo. La ambición no los dejó ni patalear para morir.
Para mejor suerte y acomodo político del chavismo vean ustedes que ha fallecido cristianamente quien “en vida” se llamara Mesa de Unidad Democrática, quienes ya venían hechos cadáveres desde la fulana Coordinadora Democrática del 2001, fundada para derrocar al comandante Hugo Chávez, y esta que inventaron para sacar del camino a Nicolás Maduro.
Pero estos grupúsculos no fueron muriendo lentamente, sino que nacieron con mosozuelo, murieron al nacer. No sufrieron, nunca se agravaron, no les dio parasismo, sino que ni siquiera palearon para decir que “todo el que va a morir patalea”, sino que, así como nacieron ellos mismos con un apoyo mediático arrollador, cavaron la fosa, “la mataron” y, muy difícil vuelvan a nacer porque el que se murió se jodió.
Nacieron torpes, incapaces, arrogantes, prepotentes, sin proyecto de país que no haya sido el de “Chávez vete ya”. Las hienas que se agruparon se comieron unos con otros. La pelea no fue de perros sino de seres humanos que, su proyecto fue el proyecto personal, el de arrollar a su a su propia gente, apartarlos del camino y apoderarse de un país que poco a poco ellos mismos fueron destruyendo al verse acorralados y sin fuerza para destruir al chavismo.
La MUD no murió sino que la mataron que es muy distinto. Se confabularon entre todos para el auto suicidio como decía CAP. Se guindaron por las greñas para luego morir. La impotencia los llevó a actuar de la peor forma de hacer política como la violencia y el terrorismo.
Se llevaron en los cachos a un gentío la mayoría jóvenes, pero ni pendejos, de los “jefes” ninguno sufrió ni un empujón. Utilizaron su arreo como carnada y allí están los resultados: más de 170 muertos entre quemados vivos, linchados, degollados, tiroteados, crímenes con morteros, y a la final sucedió lo que se sabía sin ser adivinos: falleció un cadáver, falleció la MUD, que nació muerta, (q.e.p.d.).-