Al seducir, la oposición engaña

Cuando se leen algunas líneas del libro de Álex Grijelbo, "La seducción de las palabras", entiende uno más por donde han andado algunos de los que piensan en la oposición, si es que lo han hecho o exclusivamente reciben instrucciones.

Y pongo seducción y engaño en la misma bandeja, porque la primera –bastante utilizada por la publicidad- se cuela de modo que las personas a veces no se dan cuenta del engaño en el que caen cuando les venden las cosas de una manera agradable, colorida, musicalmente y, si se quiere, en olorosas palabras aunque no huelan realmente.

Hay ejemplos muy claros al respecto y acerca de ello escribe Grijelbo:

"La publicidad no vende productos, sino que compra clientes", dice el aforismo de sector. ¿Y con qué les paga? Con una moneda falsa, que, sin embargo, guardarán en su cómoda más antigua porque se trata de una moneda reluciente: con la seducción de las palabras".

"Las mujeres hurgarán en el monedero para adquirir una costosa crema que suaviza el cutis, pero hasta hace poco no se planteaban esfuerzo económico alguno por una pastilla de jabón. ¿Por qué?: porque la publicidad de las cremas les promete hacerlas bellas, mientras que el jabón solo prometía dejarlas limpias. Así que los fabricantes de jabones han debido acudir ya a las sugestiones de la hermosura, como conserva el cutis, piel tersa y joven"… Vance Packard (autor de Los buscadores de prestigio, Una exploración de la conducta de clases en Estado Unidos, y de las barreras ocultas que lo afectan a usted en su comunidad, su futuro), explica: "Ya no compramos naranjas, sino vitalidad, ya no compramos simplemente un coche sino prestigio".

En la práctica de todos los días, los fabricantes de jabón siguen actualizándose, optimizándose para poder competir y no quedar atrás y por eso ahora venden un jabón de baño líquido que garantiza una gran humedad para la piel, una hidratación profunda que nutre su piel y la suaviza.

En el caso de la libertad, la libertad de elegir, que venden tanto los opositores a la Revolución Bolivariana, hay que reiterarles todas las veces que sean posible, que no han inventado nada nuevo, lo único que han hecho es mentirle a sus seguidores al recibir del exterior y cumplir instrucciones, exclusivamente publicitarias, que tienen unas cuantas décadas.

No olviden los lectores que, desde que las empresas publicitarias entraron en el negocio de la política, lo que han hecho es que partidos y líderes engañen a las ciudadanas y ciudadanos. Los lectores deben ir a las bibliotecas y revisar cómo los "asesores" de campañas electorales vendían a los candidatos de la cuarta republica. Es más, a Carlos Andrés Pérez lo vendieron como "el hombre que camina" con chaquetas a cuadros y le hicieron saltar charcos.

Álex Grijalbo escribe que, "finalmente, en realidad lo que se compran son palabras" y como es de esperar –decimos nosotros- al seducir a través de la venta de sus posiciones políticas con mentiras, medias verdades y total ausencia de verdad, siguen engañando con palabras a los que van detrás de ellos.

La oposición le sigue vendiendo cremas y jabones a sus seguidores, intentando decirles que por ese camino alcanzarán el bienestar soñado, deseado.



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Pedro Estacio


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