El Madurismo es un calificativo inventado por los enemigos de Nicolás Maduro Moros para tratar de dividir al chavismo. Es un término mal intencionado que le endilgan a los que no han abandonado el barco de la revolución bolivariana y siguen empeñados, después de la partida de Chávez, en mantener el rumbo hacia el horizonte dibujado por el Comandante en el Plan de la Patria.
Según los desertores y ex dirigentes, ahora detractores, de la revolución bolivariana, la misma comandada en el presente por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Elías Jaua, Jorge García Carneiro y tantos otros, estos revolucionarios no son chavistas, los únicos chavistas son ellos: los ex ministros opositores, el ex presidente "rojo rojito" de nuestra principal industria y los ex jefes militares entregados, por reconcomio, a la conspiración contrarrevolucionaria para la desestabilización del sistema constitucional. Las inmensas mayorías populares que siempre acompañaron al Comandante, y lo siguen haciendo ahora con el actual gobierno, el PSUV, el CLAP y demás estructuras sociales no cuentan para ellos, no existen ni son tomadas en cuenta en sus elucubraciones personalistas donde lo único que vale es su profundo sentimiento individualista que siempre estuvo presente en sus gestiones burocráticas separadas del calor popular.
La soberbia, la prepotencia, el engreimiento y la arrogancia individualista de los "ex", los hizo apartarse, alejarse y tomar un camino diferente al de la muchedumbre chavista que continúa leal al mandato de Chávez de respaldar a Nicolás Maduro. La construcción de un nuevo liderazgo que sustituya al de Chávez no está planteada en el sentimiento y la espiritualidad popular. Chávez seguirá siendo Chávez y los chavistas seguirán siendo chavistas. Maduro está construyendo su propio liderazgo en el tiempo y en las circunstancias difíciles que le ha tocado gobernar sin la presencia física de Chávez.
El futuro dirá cuál será el destino histórico de Nicolás Maduro cuya experiencia al frente de la revolución bolivariana apenas comienza. Falta mucha agua por correr debajo de los puentes. Todo dependerá de cómo se resuelva el actual conflicto entre las fuerzas antagónicas, revolución y contrarrevolución, enfrentadas por el poder, pero si algo ha demostrado Nicolás Maduro, hasta ahora, a sus adversarios, donde se agrupa toda la derecha nacional e internacional, es que han subestimado al chofer de autobús, al joven militante de la Liga Socialista y al pupilo de Chávez convertido, por obra y gracia del mismo Comandante, en su heredero político. La historia bíblica se repite con el enfurecimiento del "rojo rojito" y de los "ex" porque Chávez no los eligió a ellos. ¡Caín está molesto y desesperado porque Dios prefirió a Abel!
"La esperanza no ha muerto, rotundamente no, porque con la crítica y la autocrítica no renegamos del compromiso emancipador que prendió en las masas desbordadas por un sentimiento de insurgencia transformadora y antiimperialista, encarnado en Chávez, por un mundo mejor. Mientras ese sentimiento siga allí vivirá por siempre la idea imperecedera de una utopía posible y revolucionaria para el cambio histórico, el sueño más grande de un extremista." (La Extrema Izquierda en el Chavismo 9/9/2015. Sergio Briceño García)