El primer recuerdo que me viene a la mente de cómo era Venezuela en la cuarta republica se remonta casi a mitad de los años sesenta, exactamente en 1963. Salía del gobierno el sátrapa de Rómulo Betancourt, que dejó un imborrable recuerdo a los venezolanos con su frase "disparen primero y averigüen después", entregándole la presidencia al genio de las desapariciones, su compañero adeco Raúl Leoni.
Entonces salía yo de la primaria y recuerdo que muchos de mis compañeros no pudieron ingresar a la secundaria por no tener los veinticinco bolívares para la inscripción, como tampoco poder comprar un par de zapatos pues no se les permitía ingresar al liceo ni a ningún otro instituto secundario en alpargatas. Aparte que tenían que usar camisa manga larga, un lujo para cualquier pobre de la época, tanto como los útiles escolares. Así que eran muchos los que se quedaban sin poder continuar estudiando y tenían que a muy corta edad, trabajar de ayudantes en cualquier oficio, si era que conseguían, sino se quedaban en la vagancia o vendiendo frutas y verduras en el mercado o de heladeros en las calles.
Recuerdo que cuando saqué mi cedula por primera vez, en efecto, no hice cola. Pero en aquella Cumaná casi desértica muy pocos se preocupaban por eso, al menos los más pobres, que preferían comprar un kilo de "cataco" y una torta de cazabe que pagar dos bolívares por sacar la cedula. Me dieron un comprobante y tuve que esperar casi dos años para que me llegara la cédula laminada. Dicho comprobante había que sellarlo cada seis meses para que pudiera tener valides al circular y no me arrestaran por indocumentado.
Recuerdo que existía la ley de vagos y maleantes, aplicada a todo aquel que no justificara estar sin trabajar, como si era muy fácil conseguir trabajo, que era lo primero que te preguntaba la policía, sino trabajabas o estudiabas ibas preso por vago y maleante y te arriesgabas a que te mandaran a las Colonia Móviles de El Dorado. Conocí varios casos.
Recuerdo que ya en la adolescencia temíamos salir a la calle, ir a los cines o cualquier parte por que podíamos ser reclutados por la policía para el servicio militar OBLIGATORIO, que si no lo cumplías eras declarado renuente y hasta preso podías ir. ¡Claro!, esto era para los pendejos. Los hijos de los ricos y los enchufados de entonces no tenían ese problema.
Recuerdo que casi todas las tardes se iba la luz por que el servicio eléctrico era ineficiente y nos teníamos que alumbrar con la lámpara Colleman que usaba mi abuelo para sus caserías.
Recuerdo que mi abuelo muchas veces tenia que salir de cacería para poder llevar comida a casa, pues trabajo era muy difícil conseguir, a pesar de ser él maestro de obras.
Recuerdo a mi tía Carmen, la "negra", que trabajaba en una casa de familia de cachifa, lavando, planchando, barriendo y cocinando por un bolívar diario, sin ningún otro beneficio laboral o social y cuando la retiraban le pagaban tan solo con las gracias.
Recuerdo la cantidad de ranchos de bahareque y palmas con su habitantes expuestos a las picadas del chipo causantes del "mal de chagas" y que era muy limitada la asistencia medica por parte del estado.
Recuerdo que las protestas estudiantiles, que no eran para tumbar al gobierno sino reclamar alzas de pasaje en su mayoría, eran reprimidas a planazos y plomo limpio y nuestra única arma eran las piedras; ¡PIEDRAS CONTRA PLOMO!
Lo que no recuerdo es que algún abuelo o persona de tercera edad dijera que cobraba una pensión por vejez. O a alguien haber dicho que el gobierno lo dotó de una vivienda equipada con todos los muebles y necesidades pues carecía de una digna donde vivir con su familia. Pero si recuerdo que muchas familias fueron desalojadas por no poder pagar un alquiler, aun así teniendo hijos menores de edad los secuestraban colocándoles un policía en la puerta, el que entraba no salía y viceversa. Como también recuerdo que existía una vaina que llamaban "créditos indexados" o" cuota balón", que te obligaba a pagar intereses sobre intereses con el riesgo que si te atrasabas te quitaban la casa o el apartamento, esto perjudicaba sobre todo a la clase media, esa misma que añora esos años y dice que esta revolución es una dictadura, que antes" éramos felices y no lo sabíamos".
Recuerdo haber visto personas ir presas, golpeadas y torturadas salvajemente por decir: ¡ABAJO EL GOBIERNO!. No recuerdo escuchar a ningún organismo de derechos humanos protestar por eso, como también recuerdo a muchas madres recorriendo los cuerpos represivos del gobierno buscando a sus hijos desaparecidos, muchos no aparecían y otros los entregaban muertos diciéndoles que se suicidaron..
Recuerdo como cerraban emisoras de radio y periódicos por sacar noticias que no convenían al gobierno. No recuerdo a nadie protestar por la libertad de expresión, al que se le ocurría iba preso y coñaceó.
Recuerdo y no me cansaré de decirlo, aquel hueso de pescado guindando en el fogón de un rancho, cercano a nuestra casa, para darle sabor al agua de vituallas que estaban en un viejo y golpeado canarín, porque esa familia no tenía para comprar comida. Por ahí, la otra vez que mencioné esto un estúpido le restó importancia.
Recuerdo las colas que hacia la gente pobre en las puertas de las iglesias para que les entregaran aquéllos productos lácteos, que la gente jocosamente bautizó como "leche de Padre, venidos de Estados Unidos, con el nombre de" Alianza para el progreso", como una ayuda para combatir el hambre que azotaba a los más necesitados. Nada que ver con las ahora bolsas o cajas del CLAP. Era un producto conocido como PL, que tenia un sabor de diablos y que yo nunca pude consumir. Hasta ropa usada se repartía venida del Norte. Esa era la forma como el gobierno adeco copeyano buscaba solucionar las necesidades de las personas.
Muchas cosas recuerdos antes que llegara la revolución, pero la más reciente que me dejó una marca fue en 1997, poco antes de llegar Chávez al poder. Me encontraba con mi esposa en el hospital Luis Razzetti de Barcelona para hacerle una tomografía. Cuando me tocó el turno me dijeron que tenía que pagar 4000bs, los cuales no tenia completo, me faltaban 300 bs y se negaron a atenderme, a Dios gracias una señora que se encontraba cerca me prestó el dinero y pudimos hacer la tomografía. Eso sucedió en un hospital que supuestamente es público y en un gobierno supuestamente democrático..
Por esto y muchas cosas más le doy la razón a quien dijo: VENEZUELA NO ES NI LA SOMBRA DE LO QUE ERA ANTES DE LA REVOLUCIÒN.
hermoj28