Mi primer recuerdo del "catire", como cariñosamente lo llamamos familiares y amigos, me viene de una mañana que fui visitar a mi madre, entonces vecina de mi tía Petra Rosales, en cuya humilde vivienda se la pasaba siempre Otilio. Lo encontré sentado en una piedra debajo de una frondosa mata de almendrón tratando de sacar una canción sonando una cuerda de nylon sujeta con dos clavos fungiendo de clavijas a los extremos de una tabla simulando una guitarra. Se la pasaba en eso, sacando música de cualquier perol que encontrara, aprovechando el privilegiado oído musical con que lo dotó la naturaleza. En ese entonces contaba con diez años de edad y yo de siete lo observaba con sumo interés.
A medida que fue creciendo Otilio, a pesar de las vicisitudes que se cruzaban a su temprana edad, no abandonó nunca su interés por la música y siempre fue en busca del perfeccionamiento. Búsqueda que nunca acabaría, pues la mente del ser humano es incapaz de aprender lo absoluto. Las necesidades familiares de la época lo llevaron a trabajar a muy temprana edad para ayudar a su madre y hermanos, siendo él el mayor de ellos. Trabajó albañilería, fontanería y otros oficios.
Poseedor de una admirable educación, algo que se me antoja nació con él, pues hasta entonces no había asistido nunca a un colegio, se ganó el aprecio, el respeto y la popularidad de quienes lo conocían. Fue una persona ágrafa, hasta que la dirección de cultura del Estado Sucre lo rescató reconociendo su talento artístico llegando a convertirse en un afamado profesor de música y creador de varios grupos musicales y estudiantinas.
Esta biografía de Otilio Rosales la escribo por considerar justo hacer un reconocimiento a quien luchó con diferentes adversidades y logró realizar lo que se propuso a costa de numerosos sacrificios. Sin embargo personalmente considero que a pesar de haber recibido algunos meritos y reconocimientos a su labor creo que la historia de su vida debe pasar a la posteridad, pues Otilio Rosales, a quien me une una relación tanto familiar como de amistad, ha traspasado las fronteras de su estado natal llevando sus conocimientos y enseñanzas a otros ciudades del país. Por eso constituye un honor para mi que el catire haya aceptado mi ofrecimiento de escribir su biografía, algo que desde hacia tiempo tenia como uno de mis proyectos literarios.
Nota: Hoy he recibido la triste noticia del fallecimiento de mi primo hermano Otilio Rosales. Lo anterior es el preámbulo de un libro que estoy escribiendo acerca de su vida. Lamentablemente por cuestiones ajenas a mi voluntad no he podido terminar esta obra quedándome el dolor y la pena que Otilio no lo pueda tener en sus manos.
Aunque una situación mayor a mis deseos me inpiden estar presente físicamente al lado de la familia en este doloroso momento, estará mi corazón y sentimientos acompañándolos.
Hoy la cultura cumanesa está de luto y seguro estoy que un coro de ángeles recibirá a Otilio en su vuelo a la eternidad. Paz a sus restos.