Día ochenta y siete. Las particularidades religiosas por el Filo de la Navaja del 2018

 

 


Cada quien tiene su propia visión sobre el comportamiento religioso del pueblo venezolano según sus propias costumbres, tradiciones y experiencias vividas. Yo tengo mi particular opinión fundamentada en la vivencia concreta de haber pasado, desde mi infancia, por la escuela primaria, en mi adolescencia por la secundaria, en mi juventud por pregrado y en mi madurez por postgrado, por el ejercicio profesional y gremial, por toda mi vida familiar, política y social sin haber ocultado nunca, en las sucesivas edades transitadas, mi condición de ateo y en ningún momento fui apartado ni discriminado por esa diferencia. Mis padres, por sus convicciones ideológicas, no me bautizaron ni me hablaron jamás de asuntos religiosos y yo continué su ejemplo con mis hijos en feliz matrimonio civil que ya pasó de medio siglo.

Desde mi posición seglar observo el comportamiento de la gente, sin prejuicios, frente a quien no cree en Dios como ellos y siento que esa actitud de los demás, de no cuestionar mi concepción del mundo y de la vida, es completamente espontánea y sincera. Desde este punto de vista personal saco mis propias conclusiones sobre la tolerancia y la amplitud del pueblo venezolano para aceptar en su seno las más disímiles creencias, cultos y pensamientos heterodoxos.

En Venezuela hay público para todo y la Semana es un buen ejemplo de ello. Unos cumplen con los ritos religiosos en los templos, otros aprovechan el tiempo libre para llenar los más atractivos lugares turísticos del país o se quedan disfrutando del ocio en sus casas. Vivimos en una sociedad libre, pluricultural, multiétnica, de iguales sin discriminación ni subordinación alguna. Esos valores forman parte de la superestructura cultural de la sociedad, de nuestra identidad nacional y del sentido profundo de la venezolanidad.

Los clérigos católicos que utilizan el púlpito como tribuna política para despotricar en contra de quienes profesan ideas contrarias se retrotraen a los períodos más oscuros de la iglesia en la historia de la humanidad. Esa corriente ideológica, inscrita dentro del fascismo clerical sólo busca la violencia, la desestabilización y el acceso al poder. Nada tienen que ver, esas prácticas, con la espiritualidad y la religiosidad del pueblo venezolano partidaria de la paz y el entendimiento entre los diferentes sectores de la sociedad.

En los últimos años han venido creciendo en los barrios populares diferentes religiones cristianas distintas a la católica. Estas han penetrado con más fuerza que la iglesia católica en los sectores desposeídos donde las y los pastores se dedican a su trabajo espiritual sin crear zozobra ni agitación política. Me ha tocado, por mi vocación, al trabajo social, participar en innumerables actividades comunitarias con estas personas, activistas de su iglesia y de la lucha social, integrándome con ellas al cumplimiento de los mismos objetivos revolucionarios sin ningún tipo de discrepancia.

El sentimiento cristiano del pueblo venezolano y su compromiso revolucionario marchan unidos en la misma dirección transformadora guiada por los fundamentos, originales e inéditos, de la revolución bolivariana.

*Profesor universitario de Filosofía de la Educación jubilado de la UPEL. Ex Director Ejecutivo (Fundador) de la Casa de Nuestra América José Martí.

 

 



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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