"Los bancos, los grandes empresarios y comerciantes están haciendo lo que les parece, cometiendo ilegalidades. El Petro, que tiene riesgos, ha sido una positiva medida, pero el pueblo necesita que, en la vida cotidiana, en la calle, la autoridad gubernamental se haga sentir. Esto es imprescindible, entre otras razones, para frenar los preparativos de caos que la derecha impulsa." Más claro no canta un gallo, por eso vuelvo a repetir que Julio Escalona tiene la razón pero nadie le hace caso pues todo sigue igual.
No podemos jugar con la voluntad de los dos millones de chavistas indignados que si se arrechan otra vez como lo hicieron el 6/12/15 nos vuelven a echar la gran vaina. Eso no se se puede repetir ni podemos olvidarlo como si nunca hubiera pasado. El triunfalismo del 2015 nos impidió ver más allá de los árboles. Recibamos pues con humildad el señalamiento de Julio Escalona, veamos si puede ayudarnos sin pensar que nos la estamos comiendo y nos las sabemos todas.
El peligro del triunfalismo es que crea falsas expectativas y no nos deja ver el hoyo, porque todo lo que vemos nos parece color de rosa. El análisis político nos indica, sin lugar a dudas, que debemos ganar y que la candidatura de Maduro es imperdible. Allí está |precisamente nuestra vulnerabilidad. Pensemos, haciendo la reducción al absurdo, que el imperialismo decidiera apoyar al candidato de la oposición que le está moviendo la cola con la fulana "dolarización" y que el antichavismo desoyera el llamado de abstención de los partidos que la predican. Sumémosle a ésta remota posibilidad el supuesto negado del chavismo indignado, manipulado por la derecha, el cual decidiera castigar a Maduro por su falta de autoridad gubernamental y abramos los ojos para ver que el camino al infierno no está cerrado. Las masas, entonces, sí| podrían ser llevadas al matadero en este difícil trance del descontento inducido por la guerra económica si no hacemos el trabajo político necesario para evitarlo.
El problema que detectamos al interrogar a los chavistas de a pie que van a votar por Maduro es su indignación porque no se cumple lo que el Presidente predica públicamente en dos aspectos fundamentales: la distribución del CLAP cada 15 días y la aplicación de los precios justos en los productos fundamentales de la dieta diaria del venezolano. Estas dos variables se pueden controlar. Todavía estamos a tiempo, si nos quitamos las gríngolas, y hacemos lo que tenemos que hacer, pero hay que hacerlo ya, porque nos encontramos al borde del precipicio.