"La revolución de los contrapoderes da la respuesta más idónea a un sinnúmero de problemas que no queremos anticipar en toda su extensión y alcance. Pero podemos pronosticar algunas situaciones bien ilustrativas. Constituye, por ejemplo, el antídoto perfecto al hiper-presidencialismo neo-bonapartiano que viene extendiendo su malla en este Continente y el resto del mundo. Echa por tierra la concepción deshumanizante de que las sociedades se dividen inexorablemente en líderes, élites y masas. Las múltiples formas organizativas de variada índole y magnitud configuran el polo opuesto a la masificación esclavizante, producto de la modernidad en sus distintas versiones políticas: capitalismo, socialismo real, urfascismo y algunas otras, diferentes o intermedias." (Esteban Emilio Mosonyi)
Mosonyi nos regala una profunda reflexión teórica publicada en aporrea org que forma parte de las consideraciones que la intelectualidad de la izquierda está obligada a hacer. A mí me llaman la atención los señalamientos sobre el hiper-presidencialismo apuntado por Mosongi en contraste con la falta de autoridad gubernamental sustentada por Julio Escalona a la cual nos referimos en mi artículo del día ciento uno. En la cotidianidad de Venezuela hay una reclamación muy común en la gente por la falta de mano dura. Muchos ciudadanos se quejan de situaciones concretas donde los dueños de los medios de producción y distribución hacen lo que les da la gana como si vivieran en un paraíso neoliberal.
En el llamado socialismo real, término acuñado por los revisionistas para referirse al gobierno de Stalin, si algo no faltaba era la autoridad gubernamental para mantener a raya el resurgimiento de los contrapoderes del capitalismo el cual devino en la antigua URSS de mano del antiestalinismo. Claro, aquí estamos muy lejos de aquellos acontecimientos pero sin embargo no ha faltado quien vea a Nicolás Maduro como un dictador. Sobre este falseamiento de la verdad se fundamentan todos los ataques de la derecha opositora y de los tránsfugas contra lo que ellos han dado en llamar el "régimen".
Los contrapoderes que necesitamos activar son los del Estado Comunal, los Consejos Comunales, las Misiones Sociales, los CLAP y la Milicia Bolivariana para contraponerlos al poder capitalista que nos domina y estrangula al pueblo con la guerra económica. Por otra parte a la sociedad venezolana hay que enrumbarla con el Plan de la Patria por la transición al socialismo para lo cual se requiere la fuerza de un gobierno que sin vacilaciones meta en cintura a los dueños de los medios de producción y distribución para poner fin a la hora loca del capitalismo en este festín de Baltasar.
El empoderamiento del pueblo, la participación del poder popular en el proceso de transformación y el cumplimiento de la idea de una democracia participativa y protagónica son los contrapoderes, al capitalismo, que la revolución reclama para combatir exitosamente la guerra económica imperialista.