El 19 de abril además de ser una fecha patriótica fundamental, de nuestra historia emancipadora, es un día emblemático que corona la primera conspiración triunfante contra la autoridad constituida. Sin eufemismo podríamos decir que es el primer golpe de estado en Venezuela cuyo objetivo fue cumplido. Como sabemos esta rebelión exitosa fue protagonizada por las familias ricas de Caracas a diferencia de las cimarroneras y los alzamientos de esclavos, a lo largo de nuestro acontecer colonial, que nunca corrieron con la misma suerte.
Doscientos años después nos encontramos nuevamente ante el enigma o el dilema de un nuevo golpe de estado en Venezuela sólo que ahora lo que está planteado es un golpe antinacional apoyado por el imperialismo y sus lacayos. La clase dominante de 1810, los mantuanos, era emancipadora y revolucionaria con Bolívar a la cabeza de los patriotas. Ésta, la del 2018, la burguesía importadora, es súbdita de los gringos y reaccionaria con Julio Borges y sus adláteres arrodillados a los enemigos de la Patria.
No hay duda que en dos siglos las cosas han cambiado, menos los principios que siguen siendo los mismos. Quienes se rasgan las vestiduras por el derrocamiento de Nicolás Maduro sin sentirse militantes de la extrema derecha golpista deben poner sus barbas en remojo porque en el supuesto negado de concretarse los planes recolonizadores de Washington para Venezuela, como parte de su hegemonía mundial, les espera lo que les depara el destino a los traidores.
Aquí no hay confusión posible, el 19 de abril de 1810 fue un golpe, sin tiros, independentista y antimperialista pero una reedición del mismo, en la Venezuela de Maduro, doscientos ocho años después sería una trastada contra el sentimiento profundo de la nacionalidad y de la emancipación de Nuestra América. La condición de Venezuela colocada, por la obra de la revolución bolivariana, en una amenaza inusual para la seguridad de los EEUU es lo que los conspiradores, diferentes a Florido, Borges, Corina, Capriles, Guevara, Solórzano, Pizarro, Ledezma, López y pare de contar, no pueden ver más allá de los árboles.
Los sediciosos, diferentes a la ultraderecha, que hacen causa común contra la esperanza de las mayorías populares en nuestro país y en el planeta se hacen los locos como si el imperialismo fuera una abstracción y los pueblos masacrados por las armas del complejo militar industrial norteamericano y la OTAN en Siria, Libia, Irak, Palestina, Afganistán y en cualquier otra parte del mundo fueran cuentos de las Mil Noches y una Noche. No piensan que al terminar de vaciar su veneno de misiles contra otros pueblos del mundo, el imperialismo puede venir a escupirlos sobre la patria insumisa de Bolívar y que su deber patriótico es defenderla por encima de las rivalidades pueblerinas.
Los conjurados, aunque la insurgencia sea en una fecha histórica, para tratar de disfrazar su traición a la patria, serán aplastados contundentemente por la unión cívico militar, del pueblo y la FANB, que dio, en este proceso político transformador, el salto histórico socialista, antiimperialista y profundamente chavista.
*Profesor universitario de Filosofía de la Educación. Ex Director Ejecutivo (Fundador) de la Casa de Nuestra América José Martí.