Es preocupante escuchar de la voz del periodista José Vicente Rangel la lapidaria frase que condena a los que no van a votar. Es a la vez indignante, porque se puede estar fraguando en los confines del Estado, una represión bárbara contra la disidencia política.
Parece que las élites conformadas por el ejecutivo nacional, maniobran para intimidar a los potenciales abstencionistas que no creen en ningún candidato. Las decisiones sobre por quien votar o no votar son privadísimas, personales, individuales.
José Vicente Rangel parece someterse a una postura de viejo cascarrabias, y no le queda bien, es conocido por demócrata y amplio de pensamiento. Llama la atención que en meses anteriores Rangel denunciaba la inaguantable situación económica del país y las dura crisis que padece el pueblo venezolano.
Qué le pasó? Alguien le haló las orejas al viejo Rangel?
Es sorprendente como los grupos de choque gubernamental, arremeten sin más, contra cualquier persona descontenta con este gobierno que se caracteriza por su desatinado discurso y modelo económico. Estamos en ciernes de una persecución sin precedentes en estos 20 años de la llamada V república, la intimidación con las amenazas, deja mucho que pensar. Pareciera que vamos a un cuadro dantesco de cacería de brujas.
Acusar de golpistas a las personas que decidieron no ir a votar, es un recurso de justificación de la represión, es lamentable que el país pueda direccionarse a la coacción y restricción de libertades individuales. Esperemos que sea una falsa alarma…