Cuán la imagen de la conciencia

"Ni la admiración del pueblo, ni la complaciente por parte de sus adeptos, ni el continuo del pueblo que acude sin interrupción, ni toda esa aprobación y entusiasta, nada de esto, engaña a ese espíritu siempre en guardia, a esa conciencia. Además de ello tenemos la grandiosa aportación que hace el pensador, las obras, están siempre acompañadas, día por día, hora por hora, de su vigilancia que no cede hasta la muerte; y eso en forma tal que, en todas sus obras, tan múltiple y copiosa, no se encuentra apenas un solo lugar que no esté pensado, escudriñado y vigilado; no hay, en fin, lo que pudiéramos llamar una terra incógnita".

¿Acaso es posible conformarse con que colosales recursos financieros se gasten en armas, mientras centenares de millones de personas en el mundo padecen hambre y millones de ellas mueren anualmente de inanición? Viven en la miseria, en lo fundamental, los pueblos de los países en desarrollo. Pero el problema de la miseria también ha afectado a los Estados imperialistas desarrollados, incluido Gringolandia. Este Estado que asigna para armamentos más de setecientos mil millones de dólares anuales no puede o, lo que es peor aún, no quiere dar de comer al pueblo, que se alimentan precariamente, no quiere instruir a sus analfabetos ni dar techo a aquellos que no lo tienen.

El problema más grave es el ensanchamiento del abismo que separa a los países económicamente desarrollados de los subdesarrollados. Las acciones de los imperialistas en este caso sólo puede calificarlas de usura internacional y, dicho con toda franqueza, sencillamente de saqueo. A decenas de países los envuelve el imperialismo cada vez más estrechamente con las redes de la dependencia financiera y tecnológica. Empero, tampoco renuncia a sus viejos métodos de empleo de la fuerza bruta.

Cada pueblo tiene derecho a regir soberanamente sus destinos. Sin este principio no pueden haber normales relaciones internacionales. Los países del tercer mundo deben luchar por la reestructuración del orden político y económico internacional en base a los principios sensatos y justos. Todos los movimientos y organizaciones antiimperialistas, independientemente de su orientación social. Ciertos cambios se están operando, si bien con lentitud y dificultades. Los centros participan en la elaboración de propuestas de crear las nuevas condiciones para gestión económica.

Mientras exista la amenaza real de agresión imperialista, los países del tercer mundo se ven obligados a preocuparse de su seguridad. Nuestros países no permitirán a nadie que los miren como a un espacio vital para apetitos ajenos y ansias revanchistas. Nuestra doctrina revolucionaria y socialista es un poderoso instrumento del conocimiento. Ella nos permite enjuiciar íntegramente las contradicciones, descubrir sus causas, hallar respuestas acertadas a los problemas actuales. Pero esta doctrina necesita que se la desarrolle sin cesar.

Podríamos tomar a risa las pretensiones de Gringolandia de hacer el papel de maestro de escuela y poner notas al comportamiento de Estados soberanos. Mas ésta no es cosa para tomarla a broma, pues lo que está puesto sobre el tapete es, ni más ni menos, que la supervivencia de la Humanidad. No se puede permitir que el imperialismo decida a su antojo la suerte del mundo.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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