Aparentemente, por las abundantes expresiones orales, manuscritas, escritas, radiales, por cine, televisión, anuncios y ahora por el trinar de todas las redes que existen en este planeta, pareciera que es una verdad, aunque en la práctica, los hechos demuestran otras manifestaciones que niegan lo que se expresa continuamente.
Si vamos a las cosas más sencillas, allí encontramos los primeros ejemplos de que a las personas no les interesan las personas, valga decir, los otros. En las colas para abordar el transporte de vez, en cuando surgen ciertos (as) personajes que llegan saludando a otros que ya están en colas y, cuando menos los demás lo esperan, se instalan en sus asientos antes que los que estaban en la cola.
¡A estos personajes poco les importan los demás!
Los conductores son otros; la luz roja del semáforo les anuncia el alto, pero ellos como si nada; a veces pasan de largo y por lo general, se detienen encima del rayado. Siempre piensan que son más importantes que los demás y les da igual si los ciudadanos deben pasar la calle serpenteando entre los autos y los motorizados, que son otros personajes de atar que hasta conducen por las aceras.
¿Qué les importa a estos individuos la persona, si de broma no se los llevan por delante o los golpean con sus máquinas?
Igual acontece con los funcionarios que presuntamente trabajan en los bancos -oficiales y privados- que para quitarse a las personas de encima le dicen que vaya a la máquina y agarre un número. Ahora es lo resuelven con otras maquinitas que no dan papel, sino que muestran un número y la gente debe memorizarlos y sentarse como zombie frente a una pantalla a esperar que salga el número.
Este asunto de los bancos se las trae, porque para quitarse a las personas de encima los obligan a que se metan en sus páginas web. Dan como un hecho que todo el mundo tiene computadoras e internet y el que carezca de ella, pues que vaya a un ciber. Tales sujetos que controlan los bancos (los gerentes son los operadores) piensan que todo está resuelto y no es así, porque todos los planteamientos ni las respuestas están en esa páginas y a veces no hay maneras de comunicarse con ellos si no los visitas, porque no le dejan a las personas un número telefónico ni el nombre de un funcionario que los atienda personalmente.
¡Nada que ver! ¡Eso de person to person no es con ellos!
Pero tales actitudes no las vemos exclusivamente en los bancos, pues ocurren en unas cuantas oficinas oficiales y de empresas particulares y con la activa participación de otros seres humanos que parecieran vivir en un planeta donde, con la excepción de ellos, los demás somos somos animales sin importancia.
Ya en este nivel, hay que comenzar a incluir a toda una gama de seres humanos con sus grandes posibilidades, arrogancias, estupideces, genialidades, comprensiones, sensibilidades, amabilidades, egos, mentes absurdas, conductas erradas y un mar de comportamientos nada éticos que los colocan en frente de otras personas similares pero a las que no consideran como tales.
Si elevamos mucho más el nivel, nos encontramos de frente con algo que es mentalmente nauseabundo y muy expresivo de que a ciertas gentes no les interesan las personas, sino exclusivamente sus propios intereses. Aquí referimos el hecho -valga el mal ejemplo- de los israelitas que vienen asesinando por años a los palestinos, otros seres humanos como ellos o los estadounidenses que lanzaron miles de bombas en Viet Nam y repitieron, sin cargos de conciencia en Irak, sin que les importara en lo absoluto los millones de personas que han fallecido y lo siguen haciendo por el funcionamiento de sus conductas malsanas.
He aquí que, tampoco les importan las personas los que atacan sin misericordia alguna a sus naciones, como la oposición venezolana. ¿Les interesa de verdad a esa gente los venezolanos?
¡Nunca les ha interesado!
La cuestión es tan así, que muchos de ellos viajan constantemente al exterior pidiendo que bombardeen a Venezuela, su país, mientras otros dan entrevistas a publicaciones en las que dan por sentado que la revolución se irá por un foso y ellos se presentan como los hacedores del nuevo futuro. Hablamos de personas que mienten descarada y reiteradamente día tras día, dañando a millones de personas y solo por satisfacer sus intereses personales y de grupo.
Por supuesto, hay personas que -independientemente del nivel donde se encuentren- hacen por otros, velan por los seres humanos, como es el caso de buena parte de los sacerdotes, educadores, médicos, padres, madres, personas mayores, buenos hijos (as), conductores de personas, trabajadores comunes y corrientes y una buena parte de la humanidad y de las naciones
Por eso tiene su razón de ser preguntarse si las personas se interesan por las personas. Como escribió Simón Rodríguez, Maestro del Libertador: "Muchos errores hay que combatir, para hacer triunfar una verdad", y son muchas las verdades que hay que hacer triunfar por el bien de la humanidad.