La defensa de la nacionalidad en un ambiente de compromiso nuestroamericano es el código de identificación del ser venezolano. Aquí nadie se engaña con los impostores sea cual sea el disfraz que se pongan. "Por más que se tongonee siempre se les ve el bojote" diría Chávez. La generación de Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Aquiles Nazoa, Miguel Otero Silva y Mario Briceño Iragorry entendían igual cuando decían "El mismo musiú con diferente cachimbo. Siguen subestimando al pueblo venezolano sin aceptar que, la mayoría, dio el salto histórico de la IV a la V República, del Pacto de Punto Fijo al Chavismo, de la democracia representativa a la participativa y protagónica, de las Asociaciones de Vecinos a los Consejos Comunales y la Comuna, del antinacionalismo al sentimiento profundo de nuestra venezolanidad.
La idea de la nacionalidad se convirtió en fuerza cuando penetró en las masas con el mensaje bolivariano de Hugo Rafael Chávez Frías y sigue intacta. La identidad nacional antes de Chávez era una fantasía defendida sólo por las minorías utópicas de la izquierda. La derecha no comprende cuando las mayorías se hacen dueña de su propia conciencia antes solapada, olvidada y aplastada por la anticultura de las clases dominantes. Por eso no nos sorprende la oferta de un trasplante antinacional en la economía venezolana propuesta por el candidato de marras y sus asesores pitiyanquis a la cual han llamado dolarización.
La dolarización, además de chocar con el sentimiento profundo de la nacionalidad existente en el pueblo venezolano, es una oferta engañosa y falsa, sólo para cazar bobos, que se basa en la estafa del paquete chileno. En este caso el señuelo es el billete verde. Los asesores que vienen desde los EEUU, pretendiendo agarrar por inocentes a los venezolanos, traen escondida entre las mangas el programa neoliberal más cruel e inhumano imaginable. Las mayorías populares ya se revelaron en el Caracazo contra una pequeña muestra de esa medicina capitalista que ahora viene más letal y venenosa con el paquete neoliberal impuesto por el Fondo Monetario Internacional: privatizaciones, reducción del "gasto social" y la dependencia absoluta a los designios de Washington.
Sigan opositores, montando esa campaña electoral antinacional y antipopular incompatible con la conciencia patriótica del pueblo venezolana y cuando se convenzan del rechazo popular a sus pretensiones recolonizadoras no salgan con un lloriqueo, cantando fraude, a retirarse a última hora de la contienda comicial.
