Hay muchos chavistas renuentes, más de lo que uno cree, que se encuentran por todas partes donde uno mete la lupa. Esto es muy preocupante porque el chavista renuente por lo general no figura en las encuestas por no ser expresivo ni frontal. No es deliberante como el chavista crítico ni explosivo como el chavista indignado. El chavista renuente al cual me refiero es el que desde una posición de protesta pasiva rechaza participar en las actividades que se le sugieren. El chavista renuente es reacio o vacilante al momento de cumplir las tareas políticas. El chavista renuente mantiene su posición y no acepta otras ideas que las propias.
Eso ocurre cuando el chavista no tiene formación política ni ideológica lo cual es imposible en los partidos de cuadros pero es muy común en los partidos de masas donde los militantes se adhieren al partido atendiendo a las más disímiles motivaciones. Sólo cuando el chavista tiene formación ideo política es capaz de comprender la realidad nacional e internacional, por encima de su descontento, y aceptar las acciones políticas que se le proponen. El chavista renuente es un problema cuando su inacción trasciende negativamente en las masas.
El chavista renuente se diferencia del chavista crítico y del chavista indignado porque a diferencia de estos últimos continúa teniendo sentido de pertenencia y por lo menos en el papel sigue inscrito en una agrupación política sin marginarse de la misma. Los llamados chavistas críticos son previsibles, son enemigos jurados de Nicolás Maduro. Los chavistas indignados son imprevisibles y fueron los que se abstuvieron de votar el 6/12/15 cuando siempre lo habían hecho por el chavismo y volvieron a votar por el chavismo en las tres últimas elecciones.
Lo que pase este domingo 6/5 será un termómetro político, mucho más creíble que cualquier encuesta, para medir la situación que se presentará en las elecciones presidenciales del 20/5. El que haya sido testigo de lo ocurrido en el simulacro electoral previo a las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente sólo tiene que comparar aquél milagroso evento con lo que pueda observar el próximo domingo. Si se repite la movilización social que sirvió de antesala a la elección de la Constituyente, la reelección de Maduro está asegurada con creces, pero de no ser así hay que encender las alarmas ante la posibilidad de no poderse cumplir el 20/5 los objetivos aspirados.
Hay quienes piensan que las motivaciones para votar el 20/5 no son las mismas que privaron en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente. La respuesta a esa interrogante podremos verla, como en una bola de cristal, este domingo.