"La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos": Louis Dumur
Este artículo nunca hubiese sido escrito sin la ayuda de los hechos cotidianos de los muchos politiqueros que existen hoy en día en nuestro país. Hemos llevado este peso en nuestras espaldas y soportado con gran paciencia.
Existen algunos personajes que no se han dado cuenta que el país está cambiando y que el pueblo tiene conciencia, que se están quedando atrás y actúan de la misma manera arcaica de hacer política y sin proyección al futuro. Y que siguen la siguiente receta:
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Engañe a sus propios compañeros de partido, venda sus principios y salte la talanquera. Y aprovéchela cuando esté bajita.
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Disocie a su militancia, vuélvala loca, violenta, llénela de odio e intolerancia. Láncela por el despeñadero y abandónela. Luego huya lejos y asílese. No busque ayuda en la Conferencia Episcopal ni toque las puertas del cielo porque las pailas del infierno lo están esperando.
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Crea usted que tiene el poder eterno, búrlese de la gente y no cumpla con el artículo 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
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Ríase cínicamente de las comunidades cuando le soliciten un servicio o una obra.
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Provoque guarimbas todo el tiempo hasta que el gobierno -que a usted no le gusta- se vaya. Aplique técnicas de terrorismo. No importa si hay muertos. En fin, ellos no son sus dolientes.
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Haga promesas falsas, algunos ingenuos le creerán. No importa si son estudiados o no. En estadística juegan las probabilidades. No hay tantos ingenuos como en la clase media.
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Amenace con expresiones de machismo, homofobia, xenofobia y bravuconadas racistas. No importa que dañe la democracia, lo importante es hacer que la gente vote por usted y gane como sea. No olvide que su lema será ellos o yo.
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Reparta bolsas de comida en nombre propio para quitar el hambre de hoy, no importa si mueren mañana. Olvídese de decir que estos beneficios provienen de los impuestos de los contribuyentes y de la equitativa distribución de nuestras riquezas.
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Sea egocentrista, póngale su nombre a la obra que ejecuta o a los eventos que organiza. Por ejemplo, "Copa el Politiquero que cumple".
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Diga que es Doctor - sin tener el Título - la gente lo seguirá con los ojos cerrados. Siga los ejemplos del presidente Enrique Peña Nieto quien fue acusado de plagiar buena parte de su tesis universitaria para obtener su licenciatura en Derecho en 1991, cuando tenía 25 años. O de César Acuña Peralta, ex candidato a la Presidencia de Perú por el partido Alianza, quien fue denunciado penalmente en España por presuntos plagios en la tesis doctoral que presentó a la Universidad Complutense de Madrid (UCM-2009). O como Karl Theodor zu Guttenberg, entonces ministro de Defensa de Alemania por plagio en su tesis doctoral en la Universidad de Bayreuth el 01 de Marzo de 2011. O como Annette Schavan, Ministra de Educación de Alemania donde la Facultad de Filosofía de la Universidad de Düsseldorf anuló si tesis doctoral por plagio (2013). O como Petra Hinz, diputada alemana del Partido Socialdemócrata quien inventó su curriculum académico en el cual aseguraba ser abogada (2011). O como Joseph Biden, ex vicepresidente de EE.UU. acusado de plagio cometido durante su primer año en el Colegio de Leyes de la Universidad de Siracusa (1987). O como Pál Schmitt, Presidente de Hungría, quien plagió su tesis doctoral de la Universidad de Medicina Semmelweis de Budapest en 2012. O como Víctor Ponta, ex primer ministro de Rumanía quien cometió plagio de su tesis doctoral sobre Tribunal Penal Internacional de la Facultad de Derecho en la Universidad de Bucarest [1].
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Mantenga atontados a sus seguidores incondicionales todo el tiempo hasta que ya no los necesite.
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No estudie, ni mejore su formación académica ni política; sea un parásito, que el compañero del partido lo llevará al poder.
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Cuando usted cumpla años realice una fiesta o verbena con el dinero de los contribuyentes.
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Mámele gallo al ciudadano no atendiendo sus audiencias; pronto se aburrirá y no volverá.
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Hágase el bravo con la gente y así podrá disuadir cualquier problema.
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Consígale cargos eventuales a los militantes del partido y así asegurará algunos votos.
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Cuando usted vea a algunos ciudadanos honestos presentes en una sesión de Cámara Municipal, de Asamblea Legislativa o de la Asamblea Nacional que participan y desean reclamar sus derechos, suspéndala.
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Engañe a los vecinos con promesas falsas. Prométales que mientras usted esté en el cargo cumplirá sus peticiones y muy sutilmente dele la espalda.
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No defienda los bienes ni las riquezas de la nación; en fin, no son suyos. Pero si usted se los puede apropiar, mejor.
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Acepte sobornos, extorsiones y fraude. Siga el ejemplo de Zaqueo, el recaudador de impuestos que se había enriquecido defraudando aún más a su pueblo o como aquel personaje del Municipio Sucre.
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Cuando participes en unas elecciones y las ganas di que el CNE es excelente; pero si pierdes, formas un alboroto, y decretas un fraude. Esto te puede dar otra oportunidad. El embrujo de Estocolmo te puede paralizar electoralmente. No te sentirás capaz de derrotar electoralmente al gobierno y te puedes entregar. Ojalá despiertes, estás todavía a tiempo.
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Póngase la sotana y móntese en el púlpito. No importa si violas tus principios religiosos. Cristo no te ve. Y estarás siempre al lado del poder. No escuches al Papa Francisco que te exhorta a alejarte de la politiquería [2].
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Despilfarre el presupuesto que maneja y lleve a la institución u organismo bajo su responsabilidad a la quiebra o a su mínima expresión. No importa si le haces mucho daño al país.
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Orínate en la cara del ciudadano honesto que te eligió o que te sigue; luego dile que está lloviendo.
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No participes ni seas protagónico. No transfieras el poder al pueblo. Así podrás mantenerte por largos años en la cúpula y los sumisos e idiotas te harán siempre la venia.
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Traicionas a tu Patria, vende tu alma. No hay leyes que te puedan aplicar. Es tu oportunidad. "Cuando la Patria está en peligro todo es lícito".
No creas lo que dijo el Gral José de San Martín en 1825: "Por ello no podía concebir ¨que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española".
"El politiquero es astuto y hábil pero para engañar a la gente y servirse de ella, es un mentiroso que dice y se desdice sin inmutarse, la mentira es un culto para él, va hacia adelante y hacia atrás a conveniencia, no tiene palabra, no es un líder sino un dirigente, su alma es vil, interesada y calculadora, no se respeta a sí mismo ni a los demás, es un traidor que no rinde culto a la Patria porque no la ama y no le interesa si la destruyen; no respeta sus símbolos ni las leyes y se vale de la Constitución, no la cumple sino que la usa, trata de sacar provecho de lo que sea; no tiene dignidad, si pierde una elección hoy no se retira por ética, ya que no la conoce, sino que al día siguiente se lanza para lo que sea, presidente, gobernador, alcalde, diputado, concejal o prefecto, no importa el cargo, cualquier "vaina" sirve, lo importante es tener una "chamba o comisión de servicio" que le permita vivir del erario público" [3].
Elías Pino Uturrieta decía: "Una república solo se construye partiendo de la fidelidad a unos principios básicos, que se mantienen a través del tiempo y solo admiten modificación cuando deben atender las conminaciones de un tiempo determinado, es decir, cuando se deben acoplar a los reclamos de una época sin perder la esencia de su orientación"[4].
Un ciudadano político es aquel que ama su comunidad y construye su felicidad, a su vez contribuyendo a que sus semejantes sean aún más felices que él.
El día en el que los honorables ciudadanos venezolanos sean conscientes de la importancia de la verdadera política, y tomen cartas en los asuntos de su sociedad, ese día Venezuela empezará a cambiar.
Referencias:
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http://www.elcomercio.com/actualidad/plagio-polemica-politicos-mundo-titulos.html
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http://losescritosdelgeneralvivasp.blogspot.com/2012/10/politiqueria-y-politiqueros.html
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http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/los-politicos-sin-principios_233494
