Estoy muy viejo para, a la edad de 76 años, dejarme engatusar y no votar o hacerlo siguiendo, como un vasallo, el dictado de Donald Trump, Santos, Macri o de sus servidores vernáculos. Allá quienes toda su vida han simpatizado con el imperialismo norteamericano y con las oligarquías latinoamericanas o por razones personales de resentimiento y reconcomio decidan abstenerse o votar contra Maduro. Ese es su problema, cada quien con sus inclinaciones políticas y sus motivaciones psicológicas. En esta democracia participativa y protagónica existe la libertad política, conquistada por el pueblo, la cual no tuvieron Alberto Lovera, Fabricio Ojeda, Alejandro Tejero, Cornelio Alvarado (Nikita) o Jorge Rodríguez, y tantos otros, asesinados impunemente por el mismo fundamentalismo político de la ultraderecha que hoy busca, por cualquier medio, hacerse del poder. Maduro y quienes votarán por él respetan la voluntad popular, como no lo hicieron en el 2002 los mismos que van a rogarle a su amo yanqui que saque a Maduro y los ponga a ellos en Miraflores.
No me gusta el lloriqueo por las penurias que nos causan los enemigos de la patria. Hay que tener dignidad y decir como Zapata: ¡Prefiero morir de pie que vivir de rodillas! Nos están dando con todo en esta guerra, donde sólo faltan los misiles disparados por los portaviones del Comando Sur y las tropas de ocupación colombianas apoyadas por las siete bases militares del imperialismo norteamericano, pero con el bloqueo nos impiden comprar los alimentos y las medicinas que el pueblo necesita. El ataque a la moneda ha sido una de las armas más criminales del imperialismo ocasionando la letal hiperinflación con la cual pretenden aplastar la moral bolivariana y posicionar por completo el fascismo y el suprarracismo imperial en Nuestramérica.
Peores circunstancias y calamidades nos tocó vivir cuando luchábamos contra el imperio español por lograr nuestra independencia. Basta leer la descripción que hace Bolívar en su Carta de Jamaica para horrorizarnos de la situación material sufrida por nuestros compatriotas en aquellos tiempos donde la vida era ofrendada con valor por la libertad y la independencia de la patria. Seguramente había también quienes criticaban a los patriotas y se arrodillaban frente a los invasores. Esos personajes de pacotilla, provocadores de oficio, que se venden al mejor postor siempre han existido.
Las mayorías populares firmes y consecuentes no darán ni un paso atrás. Las masas que luchan contra la recolonización del país, por Norteamérica, que los enemigos de Nicolás Maduro quieren imponernos, van a volver a darle, el 20M, a los restauradores de la IV República, una nueva lección histórica de soberanía nacional y de amor profundo por una Venezuela libre y democrática.