Desde que el chavismo asumió el gobierno – no se si el poder – todas las elecciones han sido fundamentales, cada una de ellas, en su momento, ha resultado determinante para la preservación de lo que hemos asumido y denominado como "proceso". La victoria en cada jornada electoral determina la sobrevivencia de la lucha del pueblo. Estamos persuadidos que de tomar el fascismo el aparato gubernamental no lo soltará mas nunca, pues la voracidad del monstruo capitalista se ha acrecentado después de casi dos décadas de gobierno chavista . Cierto es que el fascismo opositor tampoco ha estado completamente fuera de gobierno, ellos han controlado importantísimos territorios que constituyen espacios de poder fundamental, controlando, con el desempeño de su gestión, a millones de venezolanos concentrados en estados como Miranda, Táchira, Amazonas y un respetable número de alcaldías clavadas como un dardo venenoso en la gran urbe metropolitana. A esta situación se suma el hecho de que un número significativo de los estados que han controlado tiene la condición de fronterizos, que en una situación como la venezolana, de sistemático ataque imperial a través de gobiernos vecinos pro imperialistas, resulta cuando menos peligrosísimo. En ciertas oportunidades es evidente que el chavismo tiene el gobierno y la oposición fascista el poder. Ello puede notarse, por ejemplo, cuando el gobierno determina precios justos pero la oposición golpista impulsa dinámicas que someten a la población a bestiales procesos de especulación económica y terminan colocando el valor especulativo de los productos.
El anterior candidato de la oposición Henrique Capriles gobernó a sus anchas el gran estado Miranda y sometió a sus pobladores a una reiterada crisis que sumió esa entidad en un ejercicio de gestión ineficiente. No obstante ello, en las campañas presidenciales se presentaba ante el país como el sujeto que arreglaría los problemas nacionales. Algo similar podría afirmarse de un amplio colectivo de alcaldes incompetentes de la oposición que destrozaron buena parte de las ciudades del país pero tal saldo dramático le es atribuido al chavismo.
Se aproxima otra elección, nuevamente nos jugamos el pellejo y de ser derrotados sucumbiría la patria soberana y antiimperialista. El ejercicio gubernamental del chavismo luce como una gestión con una eterna espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza y amenazada constantemente con su exterminación. Son estos los riesgos de querer hacer cambios sustantivos en ejercicio de la democracia.
Para la derecha mundial el chavismo es de extrema peligrosidad y alarmó notablemente a los dueños del mundo cuando se produjeron replicas en otras naciones donde los ciudadanos acompañaron intentos de ciertos líderes para transformar la sociedad y colocar a los pueblos como beneficiarios de los recursos de tales países.
Ese atrevimiento del chavismo de querer educar gratuitamente a la gente, de garantizar atención en salud y plantearse la seguridad social de la población y sobre todo, y he aquí la verdadera peligrosidad: Asumir el control gubernamental en la explotación de la fuentes energéticas para orientar tales recursos en beneficio de la población.
Esto ha reunificado a las fuerzas imperiales y sus serviles para articular una verdadera guerra mundial contra Venezuela, activándose una gigantesca maquinaria de desinformación mundial que ha logrado establecer en el seno de los pueblos la idea de que en este país reina una férrea dictadura que viola cuanto derecho pueda tener la gente.
Repentinamente nuestro país se convirtió en el centro de las noticias mundiales desarrolladas por laboratorios que han logrado hacer ver como oprobioso y perverso todo intento del gobierno por garantizar procesos que garanticen a la gente formas de vivir en y con dignidad.
Es una verdadera y cruenta guerra que en lo comunicacional tuvo y continúa teniendo su principal y exitoso frente de batalla y que luego ha escalado bloqueando el ingreso de alimentos, medicamentos y una notable diversidad de suministros necesarios para vivir en normalidad.
Se ha hibridado una guerra de incontables cabezas que a cada instante deja sin aliento las iniciativas gubernamentales que lucen insuficientes para abatir las acciones de los enemigos de la patria.
Cuadros fundamentales de oposición venezolana circulan por el mundo solicitando bloqueos, sanciones y prisión contra miembros del gobierno. Sus peticiones, orquestadas y ordenadas por los estadounidenses sirven de excusa para que E.E.U.U impida que cualquier país comercie insumos y productos con Venezuela sometiendo nuestra población a penurias cuyo objetivo es generar ira y desesperanza en la población para que retire su apoyo al gobierno bolivariano.
El objetivo de esta campaña mundial de infamias contra esta nación suramericana persigue la erradicación, no sólo del gobierno, ni de Maduro; lo que se plantea la oligarquía internacional es la erradicación del chavismo bolivariano; la supresión de la idea libertaria y el concepto esencial de la democratización del ejercicio del poder, visto no desde el concepto de representación sino desde la protagónica inclusión ensayada en Venezuela. El fascismo internacional ha configurado un cuadro favorable a sus intereses, ha logrado imponer la idea de que en Venezuela existe una dictadura y organismos como la OEA disparan cotidianamente contra la democracia venezolana. Para ellos es esencial derrotar al chavismo pero hacerlo de una manera que quede desprestigiado a nivel internacional.
Desafortunadamente los procesos que acompañó el pueblo en Argentina, Brasil y Ecuador se han desarticulado como consecuencia de que quienes lo dirigieron pretendieron hacerlo sin lesionar de manera sustantiva los intereses del enemigo histórico y creyendo ingenuamente que podrían convivir en una dinámica democrática con los agentes del imperialismo. El resultado ya es evidente, la gran maquinaria mediática mundial del capitalismo se articuló contra estas experiencias y logró descalificarlas ante las bases y por esa vía las derrotó electoralmente y ahora trabajan en la aniquilación política por la vía de la destrucción moral de sus dirigentes. En este momento todos o casi todos enfrentan juicios que les llevaran a la cárcel y a la inhabilitación política porque no se trata de que sean culpables o inocentes, de lo que se trata es de que el imperio determinó que fuesen a prisión bajo el signo de la descalificación para que no puedan ser nunca más una opción para los pueblos. Ojalá la dirigencia de los movimientos populares latinoamericanos haya aprendido la lección y asuman que sólo desde la idea de un gran bloque político latinoamericano será posible enfrentar al imperialismo estadounidense y sus vasallos oligárquicos.
Si logran derrotar a Nicolás Maduro y al chavismo asestarańun golpe mortal al movimiento popular latinoamericano del cual le resultará bastante complejo recuperarse. No se trata, insisto, de derrotar al gobierno y a Nicolás, lo que se plantean nuestros enemigos es acabar la idea, destruir la esperanza y asesinar el futuro de la libertad de los pueblos.
Como se ha insistido y parece ya un lugar común, el 20 de mayo en Venezuela se juega el destino de los pueblos latinoamericanos. La oligarquía está muy clara en lo que quiere y los grandes medios de difusión masiva le han hecho el trabajo invirtiendo valores, mintiendo consuetudinariamente, transformando lo bueno en malo, las democracias en dictaduras y a los dirigentes populares en narcotraficantes.
El asedio comunicacional ha determinado que el pueblo pronuncie las nomenclaturas de los enemigos como si fueran suyas y asuma las consecuencias de la agresión mundial como razones válidas.
Las palabras , los conceptos generados por los medios de los enemigos han sido asumidos por la gente llana y pronuncian como suya la palabra que los negará.
Hoy sólo importa la patria y ello debe determinar nuestro compromiso con la defensa del proceso bolivariano, sin confundirnos, sin dejar que las diferencias que tengamos con desempeños y algunas gestiones determinen que nos retraigamos o que nos equivoquemos mortalmente y apoyemos al enemigo.
Luego de las elecciones debe haber manifestaciones de lucha contra la corrupción y contra la ineficiencia pero ahora la tarea es que Nicolás gane las elecciones y derrotemos las pretensiones del imperio y de la oligarquía.
En cuanto a mi respecta no me amilanan aquellos que solicitan ayuda humanitaria pero se hacen los locos cuando se les dice del trasfondo bélico de tal petición, tampoco me asustan aquellos demócratas que dirimen sus diferencias quemando gente viva y no me asustan aquellos que quieren que el ejercito estadounidense nos invada y aniquile unos cien o doscientos mil venezolanos.
Yo votaré por Nicolás, desde mi corazón, desde mis ganas y desde mi convicción. Estoy persuadido de que la manera de contribuir con la paz y la soberanía de mi patria es apoyando electoralmente a Nicolás Maduro.
Es tiempo de definiciones y de riesgos y votando me defino y diciéndolo asumo mi riesgo ante la horda fascista que constituye la dirigencia opositora venezolana.