El Petro y la clase trabajadora

La Implementación del Petro como criptomoneda avalada por el estado y la riqueza petrolera de nuestro subsuelo, ha significado una de las políticas de alto tenor de la Revolución Bolivariana. Dos grandes propósitos persigue el gobierno de Maduro con semejante desafío monetario: a) la protección de la patria frente a las embestidas imperiales que apuntan a la liquidación de la soberanía nacional y b) ayudar a la eliminación del dólar como divisa reina del mercado mundial hegemonizado por los Estados Unidos. En consecuencia, estos dos objetivos del Petro nos sitúan en la mera cresta geopolítica, donde se está dirimiendo la transición hegemónica del capitalismo mundial de la órbita norteamericana, hacia la conjunción euroasiática representada por China y la Federación rusa. En tal sentido, el país debe prepararse para el despiadado ataque imperial que en los próximos días se hará más incisivo, sobretodo, si se reelige nuevamente el presidente Maduro.

Ahora bien, en cuanto a la promoción del Petro a nivel nacional, se ha insistido bastante en las razones geopolíticas de esta criptomoneda, pero nuestro entender se ha descuidado un aspecto fundamental de esta medida monetaria, a saber: ¿cómo beneficiara a los que vivimos de un salario, o sea a la clase trabajadora, la implementación de esta moneda digital, en pleno desarrollo del proceso hiperinflacionario?

La respuesta a la interrogante formulada está sujeta a una serie de condicionales que deben cumplirse, para que el Petro sea una palanca de primer orden en la recuperación del salario real; entre éstas tenemos las siguientes:

1.-Establecer un tipo de cambio bolívar-dólar que lleve el salario mínimo venezolano a equipararse con el promedio latinoamericano, es decir, 200 dólares mensuales. Siendo el salario mínimo actual en Venezuela de 2.500.000 bolívares, entonces el tipo de cambo debe andar por los 12.500 bolívares por dólar.

2.-Apuntalar el bolívar con tres medidas contundentes: i) imponer el bolívar como única moneda para comprar petros; II)respaldar el bolívar con nuestras reservas de oro y iii)prohibir que el Petro circule como moneda de curso legal en el mercado nacional.

3.-Crear un aparato controlador de divisas donde la clase trabajadora tenga genuinos representantes, a fin de evitar que la burguesía parasitara se apodere de los recursos financieros generados por el Petro.

4.-Concretar la creación de los Consejos de Trabajadores tanto en las empresas públicas como privadas. Democracia participativa y protagónica a nivel de empresas.

5.-Pagar las tarjetas de alimentación tanto en las empresas publicas como privadas en ESPECIES, evitando así que el trabajador aterrice en manos de los bachaqueros e instaurando un monopsonio estatal que en la compra de alimentos imponga precios a la burguesía cipaya.

6.-Formar a nuestras clases trabajadoras en la Economia Política de Venezuela, para que los trabajadores internalicen las grandes determinaciones que están incidiendo en la estructura y la coyuntura de la economía nacional.

En conclusión, el Petro no es una varita mágica que viene a solucionar el alicaído salario real de nuestros trabajadores, pero encierra el suficiente potencial económico y político para que la masa trabajadora logre edificar una ingeniería social del Buen vivir, garantizadora de la reproducción de la especie. El Petro será lo que los trabajadores venezolanos estén dispuestos a permitir. El balón ahora está en el campo de los asalariados.

¡Los trabajadores garantizan la defensa de la patria !



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Humberto Trompiz Vallés

Historiador y profesor universitario jubilado, especializado en historia petrolera de Venezuela.

 htrompizvalles@gmail.com      @trompizpetroleo

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