El pasado domingo 20 de mayo, la Revolución Bolivariana ha reeditado su supremacía en las elecciones presidenciales y Maduro ha asegurado un novel período de mandato. De esta manera cerramos un ciclo de demoledores aciertos que empezó en julio de 2017 y ha sumado cuatro victorias en fila; por el contrario, la oh-posición ha subestimado al chavismo y trastabillado de nuevo con su karma. Después de hacerse con el control de la Asamblea Nacional en los comicios del 6 de diciembre de 2015, la derecha creyó -de verdad- que el proceso bolivariano estaba "muerto" y que era cuestión de meses poder ejecutar el derrocamiento de Nicolás Maduro. La desbordante prepotencia de la oh-posición no la dejaba atisbar que su avance, en el marco del Parlamento, era un hecho circunstancial que obedecía a los embates de la guerra económica. No olvidemos que la bandera de la extinta MUD, durante la campaña de las legislativas de 2015, había sido la promesa de acabar con la especulación y el abultamiento desmedido de los importes. En lugar de desplegar una gestión a favor de sus simpatizantes, la derecha consagró sus fuerzas a torpedear el resto de los poderes del Estado y empujó la Asamblea Nacional al abismo del desprestigio.
En 19 años de Revolución, casi todos los planes de la derecha con el objetivo de desestabilizarnos han mordido el polvo. La notable excepción que ha provocado un severo perjuicio a nuestra economía y trastocado nuestras vidas, ha sido "Narco" Today, el engendro cibernético de la dupla Cúcuta-Miami bajo el auspicio de la Reserva Federal de Estados Unidos. A falta de una propuesta diáfana de plan de gobierno que logre convencer a las masas, la oh-posición ha optado por incentivar actividades delincuenciales en desmedro del bienestar de todos los venezolanos. Así de perversa es la dirigencia fascista vernácula patrocinada por Washington. Como ya hemos afirmado, "Narco" Today se ha convertido, en los últimos años, en el comando de propaganda de la fenecida MUD y en 2015 coadyuvó a la superioridad numérica de esta tolda política en los comicios parlamentarios. Desde entonces, la derecha no ha podido anotarse un éxito similar a pesar del férreo ataque a la economía propiciado desde el infame recoveco electrónico. ¿Por qué? Sin duda, a la oh-posición se le cayó la máscara al hacerse de la mayoría de la Asamblea Nacional hace más de dos años, puesto que no abordó salidas sensatas a la guerra económica y se explayó en artimañas con el propósito de deponer a Nicolás Maduro. Lo pretérito evidenció la estratagema del Imperio y sus lacayos internos: el caos en el ámbito económico beneficiaba a la derecha criolla y, en consecuencia, ésta no iba a eliminar un fenómeno que le había brindado harto rédito político. Tanto los confundidos del chavismo que avalaron "la manito" -en 2015- como un vasto conjunto de adeptos de la oh-posición, se sintieron estafados por el obrar irresponsable de la insepulta Mesa en el Hemiciclo y la rapidez con la que "olvidó" su principal oferta. Las torpes marionetas de la oligarquía y EEUU desperdiciaron una oportunidad dorada que jamás regresará. Hasta el día de hoy siguen amortizando la estridente factura.
"Narco" Today no ha podido cosechar más dígitos electorales a favor de los pitiyanquis. El 20 de mayo se hizo manifiesta la victoria bolivariana -de la mano de Nicolás Maduro- con 6.245.862 votos (67,84% de los sufragios escrutados). En las presidenciales de 2013, el Presidente Obrero se alzó con 7.505.338 papeletas. Efectivamente, en 2018 hubo un descenso de 16,78% en el caudal de voluntades y ello se debe al contexto de agresión del cual somos victimas; este difícil escenario ha sustraído soporte a la Revolución en varias capas de la población. Eso es evidente. Desde luego, hay datos inéditos que hacen memorable esta jornada en nuestra historia contemporánea: Maduro se ha convertido en el candidato ganador de unos comicios presidenciales con el porcentaje más preponderante en la torta de participación (67,84%) y también ha sido el que mayor brecha ha sacado a su contendor con más de cuatro millones de votos. ¡Una paliza! Ahora bien, si contrastamos estos guarismos con las cifras de la derecha, la diferencia es del cielo a la tierra. Henri Falcón obtuvo 1.927.387 votos (20,93%). Eso es 51% menos que el techo histórico de cuatro millones que preservó la derecha entre 2004 y 2007. Peor aún. Los números de Falcón están 73,82% por debajo del respaldo ofrecido a Henrique Capriles en las presidenciales de 2013, que se ubicó en 7.363.980 (*). En pocos vocablos, éste ha sido el descalabro más escandaloso de la oh-posición en cerca de dos décadas. El llamado a la abstención ha sido una vía de escape desesperada para ocultar la implosión de la MUD. Las criminales guarimbas y el papelón en las elecciones regionales de octubre 2017, han sembrado desazón y frustración en los seguidores del antichavismo. No fueron a sufragar porque están asqueados de su dirigencia mendaz y arribista, no porque estuvieran siguiendo las directrices de tales fantoches. Por algo Borges et al. están como locos suplicando por una invasión militar extranjera. ¡Las cuentas no les dan! Voilá!
Hay que destacar que en Venezuela hay una inhibición política crónica que oscila entre cuatro y cinco millones de personas. C'est-á-dire, en la generalidad de las elecciones hay una abstención que se mantiene más o menos estable. Esta vez, si apartamos los dos millones que brindaron su espaldarazo a Falcón, unos cuatro millones -que tradicionalmente se expresan- no acudieron a las urnas. De ese universo de electores, una avasallante porción pertenece al espectro de la derecha y el resto al chavismo. La autocrítica que nos toca, en la Revolución, es estudiar las razones por las que perdimos más de un millón de votos desde 2013 (16,78%) y proponernos recuperar a quienes están descontentos con la labor gubernamental. La guerra económica es una de las razones cruciales de la merma en el apoyo a nuestro proceso bolivariano, mas no es la única. La ineficacia de algunos gobernantes locales o regionales, la burocracia y la corrupción de la quinta columna, son factores determinantes en el desánimo de varios enclaves de nuestra militancia. Por ende, el Presidente Obrero Nicolás Maduro debe tomar acciones urgentes con el objetivo de neutralizar la avanzada del enemigo, entre las cuales enumeramos: a) estatización del comercio exterior y la banca; b) conformación de los Comités Locales de Ocupación y Supervisión (CLOS) [**]; c) revocación de las concesiones de transporte superficial de pasajeros a los privados que estén saboteando y edificar un verdadero sistema de locomoción pública; d) eliminación de la SUNDDE y creación de la Superintendencia Nacional contra la Guerra Económica [SUNCGE]; e) lanzamiento internacional del petro y el Bolívar Soberano como medios de pago para adquirir bienes y servicios; f) rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con Bogotá; g) profundización de la lucha contra los ilícitos administrativos; h) reducción de la periodicidad de los CLAP a 10 días e; i) expropiación o confiscación de empresas o establecimientos que hayan reincidido en delitos como simplificación de la producción, acaparamiento y especulación.
La jornada del 20M ha sido una batalla épica de la Revolución Bolivariana en contra del imperialismo y sus adláteres; la autocrítica respectiva debe ir encaminada a realizar los necesarios ajustes y no a desmeritar un triunfo tan emblemático de nuestra historia reciente. El comodín de "Narco" Today ha demostrado su incapacidad de generar más resultados electorales benévolos para la derecha y, al final, se ha transformado en el camposanto político de la vapuleada y extinguida MUD. En nuestro flanco está prohibido "dormirse en los laureles" y el mensaje del pueblo al Presidente Obrero ha sido tajante: ¡vayamos a la ofensiva! ¡Chávez vive!
P.D. La meta de los 10 millones fue un error de nuestra campaña. En circunstancias adversas como éstas, "casar" nuestro éxito con una cifra era muy temerario. Obtener seis, siete u ocho millones de voluntades, ya era una consecución brillante en un panorama de peliaguda turbulencia. El reto de los 10 millones lo lanzó el Comandante Eterno tras imponerse en el Referéndum Revocatorio de 2004. Por desgracia, no fue una propuesta realista en esa época y tampoco lo ha sido ahora. Para la reflexión y el análisis.
(*) Incluso si añadiésemos los votos de Bertucci a la oh-posición, la cuantía arribaría a 2.852.429. En las presidenciales de 2013, si adicionamos a Eusebio Méndez, María Bolívar y otros, la derecha se ubica en 7.402.964 papeletas. Aún a través de este prisma, la zombie MUD muestra un derrumbe de 61,46% entre 2013 y 2018. No podría afirmarse que Bertucci sea de la oh-posición tradicional debido a que sus votantes están más motivados por el componente religioso y no por el político-partidista. Con base en lo pretérito, hemos tomado a Falcón como referente electoral de la derecha clásica antichavista de 2018.
(**) Los CLOS deben ser la expresión máxima de la contraloría del poder popular sobre los usureros. Las masas deben usarlos como herramienta por excelencia para combatir a los empresarios-comerciantes inescrupulosos y sus precios delirantes. Así como en las comunidades hay la espontaneidad y el ímpetu de protesta -muy justificados- cuando las cajas o bolsas CLAP no son distribuidas puntualmente o hay irregularidades con éstas, en ídem dirección se debe reclamar con análoga vehemencia a los especuladores de la esfera privada. ¿Cómo? Trancando el acceso a sus locales, ocupándolos con la fuerza pública y supervisando las ventas a precios asequibles. ¡Sí se puede!