Muy bueno el discurso de Maduro ante la Asamblea Nacional Constituyente pero sigue el alza de los precios de los alimentos, la medicina asequible por el pueblo es una quimera y el transporte colectivo cada día está peor por sólo nombrar las tres cruces, más pesadas, que cargamos a cuesta los asalariados. Ocho millones de votos no fueron suficientes para que al día siguiente al 20M, además del discurso, hubiese aparecido, por lo menos, una señal concreta, tangible, perceptible, creíble y esperanzadora contra el capitalismo salvaje de comerciantes y empresarios.
Es verdad que sólo han transcurrido ocho días después del 20M y que el imperialismo arrecia con todo contra Venezuela, en medio de la guerra económica, pero no puede ser que aquí no vaya a pasar nada y todo siga igual. Pareciera que la oposición estuviera silenciosa esperando ver pasar el cadáver de la revolución bolivariana y el chavismo preparándose para marchar detrás de su cortejo fúnebre. Levantamos nuestra voz de alerta contra las posiciones conservadoras y la quinta columna dentro de la revolución. No vengan a decir ahora “calma y cordura” al estilo de los eternos López Contreras que siempre han existido para contener las ansias de justicia social que el pueblo reclama.
Presidente Maduro dé un paso adelante y póngase al frente de la poderosa estructura social del CLAP que ya cuenta con una buena Ley aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente. Haga que este instrumento legal sea reglamentado inmediatamente. Utilice su poder presidencial para que se finiquite ¡ya! la normativa legal del establecimiento de los precios justos y procédase a hacer justicia apoyándose en el Poder Popular, las Leyes y la FANB contra las mafias económicas dueñas de los medios de producción y distribución. No estamos pidiendo que estos medios pasen, ahora mismo, a ser propiedad social pero sí que, sus dueños capitalistas, cumplan estrictamente las leyes de la República y respeten, como debe ser, al gobierno constitucional y democrático. Ponga los recursos logísticos de su gobierno a la orden de los líderes y lideresas de calle para que el poder popular contribuya a estabilizar el mercado con supervisión, sanciones legales y presión social. No le tenga miedo al pueblo en la calle empoderado con la Constitución y las Leyes en unión cívico militar. Los que deben preocuparse son las mafias económicas cupulares hasta el último bachaquero de este país agazapado en la red de corrupción capitalista formada por funcionarios venales y disolutos enquistados en todos los niveles. Haga valer su palabra de ¡Caiga quien caiga! ¡Tenga el apellido que tenga! y tendremos el líder que necesitamos para sacar el país adelante y ganarle una batalla importante a la guerra económica. |