Tenemos que denunciar ante el pueblo, que esta maniobra preparada a espaldas suyas, fue utilizada únicamente con propósitos que nada tiene que ver con sus intereses sino que, por el contrario, son fundamentalmente hostil al pueblo. Esforzándose por ocultar a la clase trabajadora su política egoísta y conspirativa, estos trepadores aparecen cómo anti-patronales, cuando en realidad son sus agentes. Por tal motivo el pueblo venezolano tiene la obligación de participar activamente en la defensa de sus intereses.
Desde el momento que en Venezuela un nuevo sector parasitario se impuso al pueblo, la lucha de masas se dirigió naturalmente contra la Burocracia como obstáculo principal en el camino al socialismo. Para justificar su existencia, la burocracia explicaba que “para poder llegar” al socialismo sería gracias a sus esfuerzos. En realidad, la cuestión social sólo se resuelve para la burocracia, cuyo nivel de vida dista mucho de ser malo.
Si alguien abrigara alguna esperanza de que el “Gobierno” pudiera evolucionar en una dirección gremial y clasista, hoy tendría la que olvidar esas esperanzas; el Gobierno y sus secuaces demuestra con loable franqueza, la profundidad de su degeneración y caída. El vocabulario político no cuenta con términos apropiados para caracterizar la actual fisonomía de esta banda, obviamente, la gran mayoría del pueblo de esta organización no tienen la menor idea de la traidora intriga que ese lleva a cabo a espaldas suyas. El pueblo es víctima de las maquinaciones personales y fraccionales de estos “dirigentes”. Esto hace más criminal y vergonzoso el giro reaccionario que lleva a su culminación, abriendo una era de real y descarada prostitución política.
Enfrentados en la contienda electoral, con la crisis económica y con las intrigas de cazas sinecuras que los acompañan, los dirigentes de estas organizaciones súbitamente dejaron caer sus máscaras para unirse con el estado cosmopolita burgués. Con el pretexto de combatir la crisis económica generada por grandes vende-patrias, estos traidores permiten a la burguesía que los resten a las organizaciones del pueblo, mala calidad en la salud, prebendas económicas, ayudas sociales, y los empujan hacia la peor de las reacciones al servicio del imperialismo internacional.
El deber elemental de todo dirigente consiste en realizar un trabajo sistemático, en las organizaciones de masas, sobre todo los sindicatos, Esta obligación comprende al Gobierno en general. Pero el trabajo sistemático del gobierno y la educación de su base en el espíritu del socialismo de bloques aventureros con los corruptos funcionarios como el cielo lo está de la tierra. Si se le da un dedo al Diablo, se arriesga toda la mano. Pero no hay un solo socialista revolucionario que pueda darle si quiera una uña, no digamos todo el dedo, a la banda que dirige actualmente los rojo-rojitos.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!