El Congreso del PSUV debería tomar muy en cuenta el tema ético en sus deliberaciones hasta el punto de no dejar la conducta ética de su dirección al libre albedrío, sino someterla a un estricto control de una comisión del partido, con todo el poder necesario para sancionar, incluso con la destitución de su cargo, a cualquier dirigente de la organización que incurra en la violación de los valores éticos que debe tener un militante comprometido con la ideología de la revolución bolivariana y con el legado del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Esta vigilancia ética de la conducta de la dirigencia del partido es un imperativo en tiempos donde la guerra capitalista contra los socialistas puede producir bajas en nuestras filas, como de hecho ya ha ocurrido con algunos tránsfugas, por falta de convicciones profundas, transformadoras, patrióticas, nuestroamericanas y chavistas que se diluyeron en la ideología de las clases dominantes. La vigilancia revolucionaria es necesaria para cerrarle el paso a las debilidades y desviaciones que puedan traicionar la defensa absoluta de los intereses de las mayorías trabajadoras del pueblo venezolano.
El Presidente Chávez comparó al capitalismo con el Diablo cuando dejó plasmada internacionalmente su famosa frase dicha en la ONU ¡Aquí huele a Azufre! También lo recalcó en su reiterada interpretación política de "Florentino y el Diablo" y cuando hablo del Diablo con sotana para referirse a los obispos políticos de ultraderecha vendidos a los intereses antinacionales. Esa idea de Chávez de comparar al capitalismo con el Diablo es muy acertada porque enseña, con las creencias populares, el poder del capitalismo para corromper y posicionar los antivalores del individualismo y el afán de lucro.
La revolución bolivariana está ganando la batalla ética en esta difícil coyuntura histórica y esa es su más grande fortaleza. Por eso hay que preservar, blindar y proteger ese legado bolivariano, robinsoniano, zamorano y chavista con el más estricto seguimiento revolucionario que sólo una comisión nacional de control puede cumplir. La coherencia con los fundamentos ideológicos de la revolución bolivariana se puede palpar, medir y evaluar por la conducta sencilla, transparente y recta de los hombres y mujeres en su cotidianidad. Muchos de los actuales desertores de la revolución llevaban una vida llena de señales contrarias a la conducta apropiada de los revolucionarios. Éstos hubieran podido ser sancionados internamente, por una comisión de control ético, y haberle así evitado tantos daños al país por la actuación perversa de tan siniestros personajes.